12.

1.3K 119 4
                                    

—¿Que pasa? —Hablo Dani en mi regazo.

—¿Que necesita oficial? — Pregunto Itan viendo directamente al policía.

—Un repaso. —Dijo el hombre sin miaralo mucho. —Bajen todos del vehículo.

—No creo que sea necesario... — Empezó Sofía.

—Baje señorita. —Pidio.

Todos bajamos con un bufido.

—Mierda que son muchos. —Oi al oficial de policía.

Itan se situó al frente suyo. —¿Que le doy?

—Todos los documentos del vehículo y los suyos.

Itan volvió auto, entro en senté y luego volvió con unos papeles en la mano.

—Todo suyo. —Dijo de mala gana.

—Este no es policía. —Murmuro Daniela a mis espaldas. —Te lo apuesto. —Le dijo a Michelle.

—Todo en orden. —El señor le dió los papeles.

Otro hombre se poso a su lado. —Revise el Interior del vehículo. —Ordeno.

—¿Que? No puede hacer eso. — Protesto Jesica.

—Puedo hacer lo que quiera, soy policía, niña. —Dijo como si le hablará a una niña de cinco años.

—Aver, usted muéstrenos sus papales, "oficial". —Le acuso Dani haciendo comillas.

—Silencio niña.

—El auto está limpio. —Dijo el segundo hombre volviendo a su posición.

—Mmm.. que raro, siempre encuentro a estos con algo. —Dijo sin pudor alguno.

—¿Estos? — Pregunto con enfado bar, era la primera vez que veo enfadada.

—Revisa otra vez. —Le ordenó con firmeza.

—¡No! No va a revisar nada. —Hablo Dani. —¿Quienes se creen?

—Que te calles. —Le ladro el señor claramente irritado.

—No encontró nada, ¿Que más quiere? —Hablo Itan.

El señor no respondió.

—¿Y? ¿Encontraste algo? —Le pregunto al segundo oficial.

—No va a encontrar nada.

—Que te calles niña, eres irritable.

—Usted también lo es pará mí. —Le respondió.

—Si, unos skates en el baúl. —Interrumpio el hombre.

El hombre pensó, como si buscará una coartada. Miro a Itan. —Deme los resivos de los skates. —Le dando.

—No los tengo, he comprado mi skate hace años.

—Necesito el resivos.

—¿También quieres el resivo de mi brasier? —Espeto Dani tirando de su remera.

—¡Para! —Michelle estampó su mano a la boca de la morocha.

El oficial miro al señor. —Nos llevamos el auto.

—¿Que? No sé lo puede llevar, todo está en orden. —Le protesto Itan.

—¿Por qué se lo quitará? —Hablo otra vez Daniela.

El señor bufo irritado. —Mira niña, o te callas o te llevo conmigo a la cárcel.

Dani pegó su mano a sus costados con fuerza.





Mis pies dolían, mis boca seca pedía a gritos una gota de agua y las voces de mis amigos empiezaban a sonarme irritables.

—¿Canto falta? —Chillo Daniela, quien caminaba junto a bárbara.

—¡Joder Daniela! Lo haz preguntado mil veces ya! Falta mucho. —Le reproche.

—Lo lamento...—La oi a mis espaldas.

Estamos caminando hace más de dos horas, esos "policías" se han llevado el auto y solo nos queda caminar.

—Debemos hacer algo. Vamos a morir caminado. —Hablo Jes.

Eso es un poco exagerado.

—¿Que hacemos? —Le pregunto Michelle.

—No lo sé.

—¡Ya se! —Grito Dani buscando su móvil. —Como no lo pensé antes. —Murmuro pegado su móvil a su pareja.

—¿Que hace? —Nos pregunto Sofía, que descansaba en la espalda de Itan mientras este la llevaba.

—¿Hola? —Hablo a la otra linea.







—¿Van bien? — Sonrió Thomas.

—No. —Le respondió Daniela.

—Creo que se me dormio la pierna. —Agrego Michelle, pues llevaba a bárbara sobre el hace más de media hora.

—¿Cuánto falta? —Inquirio Sofía que descansaba sobre Itan en el lugar de copiloto.

—Falta poco.

Thomas rio. —Oye Itan, ¿Entonces te quitaron el auto?

—Cierra la boca Fox. —Mascullo en respuesta.

—Solo digo. —Se alzó de hombros.

—Oye bárbara, siéntate sobre Jesi. —Se quejo Michelle.

—No, ella esta durmiendo. —Susrro con miedo a despertarla. —Ahora calla. —Le reprendió.

Michelle bufo como un niño de cinco años.









—Lindo día ¿No?

Alcé una ceja mientras Dani arrugaba la nariz ante las palabras de jes.

—¿Lindo día? Le han quitado el auto a Itan, he caminado más de cinco kilómetros y tuve que pedirle ayuda a mi hermano.

—Asi se escucha mal. —Se quejo la pelirroja. —No lo sé, piense que era una aventura.

—En lo único que puedo pensar es en por qué nos detuvieron esos señores. No eran policías. —Confeso Dani.

—No lo creo..

—Solo es como ¿Por qué uno de ellos no llevaba uniforme? ¿Por qué se negaron a mostrar sus placas?

—Por que les caiste mal. —Comento Jes mientras reía.

—¡Calla niña roja! —Espeto.

—¡No. Me. Grites.! —Dijo con detenimiento en cada palabra.

—Cierra. La. Boca. —Le respondio.











Daniela y yo ya nos encontramos en el pequeño departamento que ocupados.

—Estoy exhausta —Se quejo.

—Voy a dormir. —Balbuceo mientras camino a mi cama, el cansancio parece infito.

Siento mis piernas entumecidas y mis brazos pareces estar más débiles que nunca, mi espalda tiene una leve capa de sudor que no me ayuda.

Sin saber en qué momento me quedo dormido.






¡Doble actualización!

Compatibles? -Jay Ross. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora