16.

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—¿Mamá?

—Oh, Jay? —La escuche detrás del móvil.

—Mamá, estoy aquí en el aeropuerto.

—¿Cómo? —El desconcierto de su voz no me gusto.

—Que si, estoy en el aeropuerto esperándoles.

—¿Cómo que esperándonos hijo?

—Coño, que estoy aquí para recibirlos, ¿No vendrán a visitarme?

—Jay, cuida tu vocabulario.

Debo dejar de escuchar a Daniela.

—¿Vendrás o no?

Escuché unos murmuros lejanos. —Lo lamento mucho Jay, no podremos.

Mierda.

—¿Que?

—Hijo, Elizabeth tenía que decirte pero no iremos, tengo que exponer unos de mis trabajos de arte y tú padre tiene una seción de prensa por su nueva película.

—Esta bien mamá, solo me ubiera gustado que me hayan aviso.

En realidad, eso era lo de menos, pues el echo de ver a mi familia después de estos meses era algo que me tenía emocionado.

—hijo, me encantaría ir a verte pero lo haremos. —Prometio. —Lo haremos dentro de poco, solo un poco más.

—Esta bien mamá. —Repeti. —Adios

—¿Que sucedió? —Hablo Dani en cuanto corte el móvil.

Quise reír. —No hagas que no escuchaste.

Su rostro tomo un rosado sutil. —Lo lamento mucho Jay. —Dijo enredando sus manos a mi cadera. —Pero ellos vendrán, tu madre lo dijo. —Beso mis labios gentilmente.

Sonreí ante su gesto, me genera una ternura inmensa ver cómo quiere hacerme sentir mejor. —Esta bien, no voy a llorar por eso. —Casi, casi.

Un puchero adorable decoro sus labios. —Oh, que lastima. —Dijo volviendo a mis labios.

—¿Acaso quieres verme llorar?

—¿Sinceramente? Nunca te eh visto hacerlo así que..

—No voy a llorar.

Sus manos dejaron mi cuerpo alzándose. —Tranquilo vaquero, solo intentaba. — Ríe con diversión.

—¿Vamos? —Digo tomando su mano mientras caminamos a las afueras de el aeropuerto.

Rápidamente toma mi mano con fuerza mientras da pequeños saltitos caminando, sin tocar las rayas del suelo. —Vamonos. —Sonrio como un completo idiota con tan solo verla.

—Jay, camina. —La oigo y veo como tirando de mi, pero realmente no me movía mucho.

—Claro, vámonos. 

—Jay, pensé que iríamos a la recidencia. —La escucho reír.

—Bueno, ¿No te gusta estar aquí?

—Claro que si, este lugar es fantástico.

—Entonces vámonos, vamos a hacer skate.

Corro hasta la rampa, sintiendo sus paso apresurados detrás de mi y su risa, una sonrisa se extende en mis labios con tan solo escucharla reír, porque solo eso me a echo sentir las jodidas mariposa en mi estómago.

—Vamos, Jay, tirate. —Me alienta.

No lo pienso demasiado, se que de lo contrario me echaré atrás, solo dejo caer mi skate al suelo y pongo un solo pie, mientras con el otro me impulso.

—¡Eso Jay! —Grita Daniela con esa sonrisa que no a dejado su rostro ni un segundo.

Una vez que tengo equilibrio y me eh impulsado pongo ambos pies en mi skate, moviendo mi cuerpo en momentos claves para no caer.

—¡Lo estás haciendo exelente!

—¡Lo sé!

Dani alca una ceja sorprendida por mi respuesta, nunca eh mostrado mi ego ante mi castaña.

—Vamos Fox, tu no vienes? —La rete del otro lado de la rampa.

Entonces salió de su pequeño trance con una sonrisa torcida. —Esperame Ross. —La escuché Murmurar.

De un momento a otro Daniela impulso su patineta (skate) rápidamente, consiguió equilibrio aún más rápido y al estar a medias de la rampa giro su skate en una movimiento que no supe comprender, dando una vuelta.

Al llegar al final de la rampa volvió a dar un giro, pero a diferencia del otro, recogió su skate al terminar su vuelta, en el aire.

—¿Te gustó el espectáculo?

Mi reprimi mentalmente al verme asentir como un completo estúpido.

—Bien. —Hablo antes de desaparecer con su skate.

—¡Oye, espérame! —Grite corriendo a su lado.

—¡Vamos Jay! —Y otra vez me sentí hipnotizado con su sonrisa torcida y su cabello que danzaba en el viento mientras corría hacia una rampa aún más grande, pero mi sonrisa se ensanchó y mis latidos del corazón incrementaron tanto que pensé que moriría cunda la vio y ví su sonrisa, su rostro tan hipnotizado como el mío.

—Jay, quiero dormir. —Se quejo apoyando su cabeza en mi hombro.

—Dani, ya llegamos.

De repente Daniela ya no estaba a mi lado, se encuentraba saliendo del taxi, directo a la recidencia.

Reí mientras me ocupaba de pagarle al taxista.

—¿Daniela?

—Aqui estoy. —La oí murmurar.

Frunci el ceño. —¿Dónde estás?

—En tu cama.

Mis ojos viajaron rápidamente a esta pero allí solo se encuentra las sábanas.

—Daniela...

Las sábanas se abrieron mostarndo a una Daniela adormilada y con un cabello desastrosamente adorable. —¡Aquí estoy! —Chillo como una cria sonriendo. —Ven, acuéstate. —Dice abriendo las sábanas para darme paso.

Balbucie algo extraño que ni yo pude comprender y aunque en un principio eso me hizo sentir avergonzado intenté sacar ese pensamiento de mi cabeza, sabía que Daniela, muy lejos de sentir algo desagradable sentía ternura y amor, hasta creo que está forma de ser mía es la que más la atrae a mi.

El calor de las sábanas sintéticas y el que emanaba de el cuerpo de mi castaña me hizo estremecer, sentir como sus manso rodeaban mi cuerpo y el suyo se pegaba a mi en buscar de calor o simplemente de tenerme cerca.

—Hasta mañana Jay. —Susurro.

—Hasta mañana Dani. —Dije depositando un beso en sus labios.










Gua,, creo que es el cap más corto que hice hasta el momento.

Compatibles? -Jay Ross. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora