9.

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Las semanas habían pasado, bárbara no había salido de su departamento hasta el momento, el miedo impregnado de sus sentidos no la dejan dejar la seguridad de su casa.

Jes a intendo tanto como pudo negociar con su feje para darle una o dos semanas libres, en las cuales ella esté al pendiente de Barbara pero ese señor no cedió, aunque Dani le haya dicho que ella podía remplazarla.

Nuestra amiga intendo salir lo más temprano y entrar su trabajo a las horas más tarde posible.

Itan y Sofía se han postulado por más de cinco veces para ayudar a Bar pero Jes no parece dar a bastó.

—¿Y como estás? —Pregunte a la resepcionista.

—Bien, he terminado de hablar con ella. —Alzo su móvil. —Y ya está dormida.

—¿Quien está con ella?

—Sofia, Itan y Michelle.

Bárbara a establecido un terror a estar sola en cualquier momento y lugar, su pánico en que ese enfermo toque su puerta la atormenta.

—¿Irás para allí?

—Quiero hacerlo pero no puedo irme de aquí hasta pasados las doce. —Bufo frustrada.

—Ve, yo te cubro.

—¿Que?

—Ve a ver a tu novia, yo estare aquí atendiendo.

Ella me sonrió inmediatamente. —¿Podrías hacer eso?

—Claro.

No necesito más, Jesica agarró un pequeño bolso de mano azul oscuro para salir de la recidencia sin despedirse.

La entendía, realmente estaba preocupada por su rubia y quería acompañarla y protegerla todo lo que pudiera.

Camine hasta llegar al asiento donde antes ella se encontraba.

Mire mi móvil con aburrimiento pero mire rápidamente hacia arriba por el chillido de la puerta abriéndose.

Hola chica bronceada se acercó al mostrador. —Hola. —Me sonrió con amabilidad. —¿Están es la recidencia Toment park?

—Si, es aquí.

—Oh, tengo un lugar aquí. —Me indicó.

¿Qué?

—... Ya veo, ¿Tu nombre es?

Ella sonrió. —Addison becker.

—Oh, esta bien. —Sin saber que debería hacer agarre una libreta que descansaba a mi lado, nombre y números de lo que creo que son sus habitaciones llenaban la hoja.

—Si, aquí estás. —Dije viendo su nombre en la libreta. —Tu habitación es la número díez. —Le señale.

—Muchas gracias. —Dice caminando las escaleras hasta su habitación.

—¿Quieres que te ayude con tus maletas?— Pregunte. Se veían pesadas.

—¿Podrías?

Camine hacia ella. —Claro.

Addison llevaba cuarto maletas pero ella solo me permitio llevar dos.

—¿Eres el receptor? — Me Pregunto mientras caminábamos.

Negué con la cabeza. —No, yo solo estoy cubriendo a nuestra receptora.

—¿Nuestra? ¿También estás en esta recidencia?

—Oh, si claro.







—... Claro mamá. —Dije sentandome en la cama.

Compatibles? -Jay Ross. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora