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- Así que 6 meses... ¿Le compraste algo lindo?

Bufé a través del micrófono de mis auriculares.

- No, Wanda, sabes que lo olvide... creo que le ordenaré unos sushis.

- Eres una pésima novia.

-No tienes derecho a decir eso, sokoviana de mierda....

- Alguien se despertó de mal humor

- Tenemos clases en el hospital, eso es horrible... tu madre postiza es mandona y siento que nos odia a todos en secreto.

- Te dije que no fueses doctora... todos ellos están trastornados.

Sonreí triste mientras bajaba del bus... Tampoco yo había soñado con ser doctora alguna vez, únicamente vi la oportunidad de convertirme en algo mejor y la tomé.

En todos mis sueños "para cuando fuese mayor" siempre me encontraba a mí misma escribiendo libros, siendo maestra, educando gente... incluso viajando por el mundo realizando trabajos humanitarios... probablemente de haber contado con el dinero me hubiese convertido en algo totalmente diferente.

- Vamos, Tasha... deja de pensar en tu vida salvando rinocerontes bebes en algún lugar de África, debes aprender a curar cerebros o páncreas.

Odiaba que siempre supiera en lo que pensaba incluso estando lejos... Se supone que mi imaginación es un asunto privado.

Pero Wanda sabe como descifrarme... siempre lo supo.

- Imbécil ¿Qué hay de ti?, ¿Terminaste de decorar el tutu para tu presentación?

- Se llama falda escocesa, boba.

- Bien, he llegado al hospital... ¿Sabes que tu presentación será la mejor de todas, cierto?

- Sabes que eres la única de tu grupo destinada a ganar un Katherine Fox, ¿verdad?

Entre par de risas y besos enviados a través de la línea, colgamos las llamadas y mientras Wanda continuaba arreglando su vestuario para la mañana siguiente, yo me adentraba al hospital de Seattle lista para las clases prácticas impartidas por los Doctores... Incluso la madre de Wanda estaría en el curso, eso es incómodo.

Afortunadamente a Hill le había tocado en el Mercy West... no quiero verla, no aún.

Han sido 6 meses a su lado, buenos... Comenzamos a salir unas semanas después de su fiesta, al inicio me sentía dudosa, pero Peggy me convenció de probar algo nuevo, y he de admitir que con el tiempo mis sentimientos por María fueron creciendo.

Entre Wanda y yo las cosas estaban mejor que nunca. Habíamos decidido ser adultas maduras, nos disculpamos mutuamente y decidimos mantener una amistad sin entrometernos en la vida de la otra, aunque eso era casi imposible... Wanda siempre fue y continua siendo mi persona favorita en el mundo, me contaba todo lo que le sucedía y le cruzaba por la mente, lo bueno, lo malo... me contaba de sus sueños raros y yo de los míos, es mi persona y por mucho que tratase jamás la podría dejar fuera de mi vida.

Peggy no estaba de acuerdo con eso en lo absoluto, pero finalmente ella no es quien controla mi vida, soy yo.

— Romanoff... ¿Lograste estudiar el material? Doña medusa no está de muy buen humor... — Murmuró por lo bajo mi compañera de clase mientras la doctora Meredith Grey arreglaba unos documentos al frente del salón.

— Lo intenté... Pero sabes que nunca es suficiente para la señora Grey... — respondí un poco cansada.

Fingía que la odiaba, pero en el fondo me gustaban los maestros exigentes... Son siempre los que nos vuelven algo mejor.

Hungry EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora