63

726 110 79
                                    

Natasha

— Herida de bala en el abdomen, necesito vendas húmedas y apósito oclusivo — ordené.

—No tenemos

Genial.

— Toallas mojadas y...eso — apunté hacia una bolsa de plástico que descansaba en el suelo — dame eso... y Geekko, cinta de cinco centímetros

— Laringoscopio y tubo endotraqueal, debo entubar — Esa era la Doctora Kepner.

— Pupilas fijas y dilatadas... ¡Está muerto! ¿Quién sigue? — Gritó Steve.

— Coronel Rogers, viene tormenta de arena, tenemos orden de volver — Mencionó uno de los oficiales entrando a la carpa.

— ¡Mierda, debe ser una broma! Todos protejan a sus pacientes... Hunt, encargate del herido por trauma, Kepner te irás en la evacuación con el amputado.. Romanoff, llevaremos al herido de bala en el vehículo... ¡Movámonos!

Tomé a mi paciente en la camilla junto a Steve y subimos al todo terreno que nos ayudaría a poder atravesar la zona complicada.

Steve era el mas respetado del pelotón, nuestro coronel... seguíamos todas sus órdenes y él se encargaba de mantenernos con vida.

Cuando llegué al ejército los primeros meses fueron un infierno, algo realmente doloroso y complicado... hasta que fuimos asignados a un nuevo grupo en una pequeña ciudad en el centro de Irán, en el que por sorpresa... Steve era el encargado.

Probablemente sin Steve a mi lado no hubiese podido sobrevivir todo este año.

— ¿A dónde iremos? — Pregunté tan pronto entró a la parte trasera del auto.

— Zona verde, Nat...

Suspiré de alivio.

— Amigo... Eso significa que te estabilizaran, iras a un hospital en Alemania y después te enviaran a casa — Aseguré a unos de los tantos soldados que reposaban moribundos en la cajuela del auto.

— ¿Sabes qué día es hoy? — Le pregunté a Steve mientras el coche seguía en movimiento — 16 de febrero... — mencioné con nostalgia.

— El cumpleaños de Wanda.

Asentí triste mientras acomodaba mi casco.

Durante las noches en las que permanecíamos varados sin comunicación alguna, solía pensar mucho en ella.

Solía pensar en casa, en mi hermana... Haberme marchado de esa manera quizá estuvo mal, pero..

¿Quedarme hubiese marcado una diferencia?

No lo creo, la vida de todo el mundo iba a continuar, y la mía de nuevo iba a permanecer en pausa... Por primera vez tomé la decisión de cuidarme a mí antes que a los demás, y debía cargar con esa decisión hasta el final.

Pero como suele suceder muchas veces, algunas ideas se cuelan por mi cabeza,y me hacen llorar, me hacen imaginar una vida a la que quizá nunca estuve destinada.

Steve tomó mi mano, y en cuestión de segundos un fuerte impacto contra el todoterreno nos hizo salir volando por los aires.

Mi cuerpo entero dolía, y la cabeza la sentía a punto de explotar.

Como pude, me levanté y con una fuerte patada volé la puerta medio rota que me impedía salir del móvil.

Lo primero con lo que choque fueron extremidades... no era capaz de identificar si se trataba de soldados o compañeros... eran simplemente extremidades, y miles de cuerpos fritos por la explosion.

Hungry EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora