CAPÍTULO 3

1.1K 76 11
                                    

Kim

Estaba acomodando mi camioneta en el estacionamiento de la casa de mi madre, por fin había llegado.

Me estacioné y estuve un rato dentro, sumergida en mis pensamientos. Recordándola.



—¿Alguna vez te has enamorado? - me dice Kenia, para ese entonces apenas nos estábamos conociendo, pero nuestra conexión fue especial desde el minuto 1. Nos encontrabamos en un parque, yo con mi chaqueta como almohada y ella descansaba su cabeza en mi panza.

—Pues sí, Juan. - le digo como si fuera algo obvio.

—Claro, qué estúpida soy.

—¿Y tú?

—No.

—¿Nunca?

—Me han gustado varias personas, pero creo que nunca me he enamorado de verdad.

—¿Y cómo lo sabes?

—¿El qué?

—¿Qué es para ti estar enamorada?

—Para mí es mucho más allá de un físico, siento que estar enamorada debe ser como sentir admiración por la otra persona, querer estar con esa persona de verdad, poder ser pareja pero ser amigos a la vez, quererse, cuidarse, amarse y protegerse en todo momento. - luego de eso hubo un silencio pero para nada incómodo, solamente éramos nosotras y el canto de los pájaros en aquel parque.

¿Admiración?, creo que nunca he estado enamorada de verdad.

—¿Te sentiste así con Juan alguna vez?

—Creo... creo que no.

—Bueno, supongo que cada quién tiene una forma distinta de ver el "enamoramiento" - hace las comillas con sus dedos. — Ya llegará esa persona con la que sentirás eso y mucho más.

—Es increíble porque nunca me lo había planteado, ¿qué es estar enamorada?, quizás nunca he estado enamorada y pienso que si solamente porque Juan ha sido el único en mi vida.

—Cuando experimentes todo lo que te dije con otra persona, sabrás lo que es estar enamorada.



Y cuanta razón tenía, nunca pude sentir admiración por Juan, pero si por ella.

La extraño, y siento que cada día que pasa lo hago más.

Le dije que la quería ver triunfar, le dije que lo lograría y así lo hizo.

Un ruido en la ventana me sacó de mis pensamientos, era mi madre con mi pequeño en sus brazos.
Tomo la caja de donas entre mis brazos y salgo de mi camioneta.

—Hola mi amor - dejo la caja de donas en el capó de la camioneta para extender mis brazos y hacer que mi hijo venga sobre mi. — ¿Cómo está el niño más precioso de todo el mundo?

—Te extrañé mami - me dice mientras se cuelga de mi cuello con un abrazo.

—Adivina - le susurro para que su abuela no escuche. — Te traje tus donas favoritas.

—DONAAAAS - grita y extiende sus brazos emocionado como si le hubiese contado la cosa más extraordinaria del mundo.

—Bueno Joaco, vamos con tu mamá a la casa a comer las donas, yo quiero hablar con ella. - me mira y toma la caja, esta señora me da miedo.

hasta morir ; kimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora