CAPÍTULO 17

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Narrador Omnisciente

¡Había llegado el gran día!
24 de Agosto, día en el que un gran niño había llegado a la vida y en estos momentos cumplía sus 4 añitos.

Si, era virgo.

Era muy temprano y hacía un calor infernal, se podía observar en las gotas de sudor que caían sobre la frente de la joven madre en la cocina de su casa.

Eran las 09:15 am y le estaba preparando un delicioso desayuno a su hijo, era una gran bandeja de comida, planeaba llevarle todo a su hijo y devorar todo con él, viendo caricaturas en su cama.

2 vasos de leche chocolatada, 2 platitos con fruta picada, 3 rebanadas de pan tostado con aguacate y una dona de chocolate, una nada más, porque sabía que este comería más de estas durante todo el día.

Kimberly estaba agotada y ni siquiera hizo tanto esfuerzo para cansarse, el calor la tenía sumamente agotada y necesitaba pila para el resto del día.

Tomó la bandeja y se dió cuenta del gran reto que debía atravesar, subir las escaleras con la comida en sus manos.

Rogaba por no caerse.

Peldaño por peldaño fue subiendo con suma delicadeza, una caída sería perder comida, despertar a su hijo con el ruido que provocaría y para más remate, una posible fractura.

Lo logró, a duras penas, pero lo hizo.

Tocó la puerta de la habitación unas 3 veces pero no obtuvo respuesta, su hijo seguía dormido.

Optó por tocar nuevamente pero nada, ni rastro de su pequeño. Se tomó el atrevimiento de entrar y lo vió, durmiendo plácidamente con la boca entreabierta.

Se acercó y dejó la bandeja en la mesita de noche, se puso en cuclillas quedando en frente del rostro de su hijo, viendo su rostro lleno de paz al estar dormido.

Le acarició el cabello rebelde que caía sobre su frente, este movió las cejas debido a las cosquillas que le producían las caricias de su madre.

Minutos después, despertó.

—Hola mami. — habló el menor una vez que abrió los ojos y vió a su madre.

—Feliz cumpleaños, mi vida.

El pequeño sonrió y se le achinaron sus ojitos, Kim se derritió por completo al ver la cara de su hijo y se lanzó sobre la cama de este para abrazarlo y darle muchos besitos alrededor de todo su rostro.

Joaquín reía desesperado al sentir las cosquillas que su madre le estaba haciendo en su panza.

–Te traje el desayuno, espero que te lo comas todo. – apunta hacia la mesa donde estaba la bandeja con comida.

EL cumpleañero ve la bandeja y voltea a ver a su madre con el ceño fruncido, ella pensó por largos segundos que el. desayuno no había sido de su agrado.

—¿Por qué sólo una dona, mamá? — Kim suspiró de alivio.

—Porque durante toda la tarde estarás comiendo golosinas, por lo menos compórtate en el desayuno.

Dicho esto, Kim toma la bandeja y se acuesta a desayunar con su hijo en la cama.
Sin duda, para el pequeño, este había sido el mejor desayuno de su vida.

—No sabes el susto que pasé contigo, ese día estuviste horas llorando y no entendía el por qué. — Kim le estaba contando la historia de como su hijo lloró toda una tarde sin razón alguna cuando el sonido de su teléfono la interrumpe.

hasta morir ; kimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora