CAPÍTULO 14

833 54 15
                                    

Kim

Nos fuimos de aquel lugar aproximadamente a las 2 am, nos quedamos embobadas viendo el cielo estrellado reflejado en la laguna, todo era muy de ensueño.

El próximo lugar al que fuimos era aún más lindo que el anterior, era sólo un parque, pero con una gran historia detrás.

•••

—Si seguimos así no llegaremos a tiempo, y no tengo ganas de estar dando explicaciones. — habla la menor separándose de la boca de su amada.

—Ay Kenia, si nos preguntan algo podemos decir que nos pararon para sacar fotos, ven. — Kim se acerca a ella y la vuelve a besar.

Era una adicción para aquellas dos jóvenes, todo lo que no podían hacer frente a otros lo hacían en su privacidad, lo querían hacer público pero las cosas no eran tan sencillas como ellas creían.

—Me gustaría estar así contigo para siempre.

Kenia apoya su cabeza en el hombro de la contraria.

—Ya pronto bonita, ya pronto. — la mayor le da un beso en la cabeza y quedan así un par de minutos más, deseando detener el tiempo justo en ese momento. Ese pronto no llegó.

Antes de irse, hicieron una promesa.

—Kenia. — habla Kim antes de pararse del pasto.

—¿Te ayudo?

—No, siéntate de nuevo a mi lado.

—Pero ya me limpié, y aparte es tarde.

—Esto es más importante.

La jala del brazo de modo que quedan sentadas nuevamente, pero Kenia algo enojada.

—Pero no pongas esa cara, — dice Kim tocándole la nariz con su índice — que te arrugas.

—¿Qué pasa?

Kimberly la mira y suspira antes de responder, quería hablar con total sinceridad.

—No quiero que esto suene cursi, pero si en algún momento tú y yo nos separamos — chocan sus frentes — quiero que vengamos a este parque, más precisamente a este árbol.

—¿Por qué?

—Sólo hazlo, cuando estés triste ven a sentarte, cuando me extrañes ven a sentarte, cuando sientas que ya no puedes más con todo solo ven a sentarte, quizás, en alguna de esas ocasiones nos encontremos una vez más, y así pueda sacarte una sonrisa. — una lágrima caía por su mejilla.

—No nos estamos despidiendo, y lo sabes. — dice la menor mientras seca la lágrima que caía por su rostro.

—Yo sé que no, pero nunca sabremos cuando será la última vez que podamos estar juntas, somos una bomba de tiempo, amor, y cuando esto explote todo será un infierno.

A Kenia le dolía pensar en separarse de ella, pero era una realidad y lo sabían.

—Está bien, preciosa. — le da un suave beso — Pero, tendré que vivir en este parque entonces, — Kim la miró confundida — siempre ando pensando en ti.

hasta morir ; kimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora