CAPÍTULO 6

975 63 20
                                    

Kim

¿Estaba nerviosa? Joder, me estaba cagando.

Por primera vez la escucharía cantar en vivo y moría de ganas por hacerlo, sé que tiene un tono angelical, es un privilegio poder escuchar su maravillosa voz a tan solo unos metros.

Me enteré de su presentación ya que Santiago, dueño del restaurante, es amigo de mi padre.

Son amigos desde hace muchos años, son tan inseparables que hasta parecen hermanos.

Él le comentó a mi padre hoy en la mañana que Kenia daría un mini show para abrir la noche.

Mi papá, ya sabiendo mis sentimientos hacia Kenia y todo lo que pasó durante todos estos años me dijo que vaya, que era mi momento para poder acercarme a ella y hablar todo lo que teníamos pendiente.



—¿Por qué te veo tan emocionado, papá? - cuando me contó lo de Kenia tenía un brillo especial en los ojos.

—Porque tienes que ir, hija. ¿No te das cuenta? Estarás viéndola, ¡La tendrás a metros de ti! ¿No quieres eso?

—Claro que quiero eso, es lo que más quiero en estos momentos, pero - dejo de cortar zanahorias para voltear a verlo — ¿Por qué estas tan interesado en que vaya?

—Porque sé lo mucho que la quieres, hija - es un tierno
— Solo quiero que seas feliz, y sé que ella te hace demasiado feliz, cariño.

Mis ojos se cristalizan de inmediato al escuchar eso, él solo estaba preocupado de que yo sea feliz, él quería verme feliz. Me acerco a él para darle un fuerte abrazo y me recibe entre sus brazos.

—Gracias papá, no sabes lo feliz que me haces con todo esto, te amo. - le digo sin separarme de él.

—Te amo más, mi vida, merecen su historia bonita.

Deposita un beso en mi frente y esa última frase queda dando vueltas en mi mente, "historia bonita", ¿la tendríamos en algún momento?



Y ahí estaba yo, dentro de mi camioneta afuera del local con una taquicardia que me terminaría rompiendo el pecho.

Mi corazón latía tan fuerte que dolía, ¿cómo puedo estar tan nerviosa?

Solo es Kenia, Kim, la conoces como la palma de tu mano.

Eso pensaba, pero no era tan así.

Han pasado años, las personas cambian, ella cambió y no me cabían dudas.

Ella odiaba hacer deporte, y me la encontré en bicicleta.

Ella odiaba la ropa blanca, y estaba haciendo ejercicio con ropa blanca.

Odiaba a los niños, y aún así estaba en un parque repleto de ellos, hasta ayudó al mío.

La gente está en constante evolución, quizá su forma de pensar ha cambiado, su forma de expresarse, su forma de relacionarse, su forma de amar.

No la conocía, me duele pensarlo pero así era.

Veo mi teléfono y, mierda.

Su show seguramente ya había comenzado, ella cantando y yo sentada como una estúpida en el asiento de mi carro pensando en estupideces.

Bajo de mi auto a la velocidad de la luz y cruzo la calle casi corriendo, no quería perderme un segundo más de su presentación.

Entro y ahí está ella, agradeciendo al público por su atención, mierda.

hasta morir ; kimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora