CAPÍTULO 32

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Kim
—¿Eso es realmente relevante?, ¿no te enseñaron a NO opinar sobre los cuerpos ajenos?

Odiaba, odiaba con todo mi ser esos comentarios tan errados y estúpidos, ¿qué tan pequeño debes tener el cerebro para formular una pregunta así?

Quizás había jodido todo porque todos los flashes apuntaban hacia mí, esos destellos me estaban haciendo doler los ojos.

—Sólo fue una pregunta, no es para tanto. — dijo el mismo tipo del cerebro inexistente.

—No tienes idea de lo que ella pudo haber pasado, no tienes ni puta idea de lo mucho que afectan las palabras, ¿tu cerebro no te da para formular una pregunta bien?, ¿en dónde te dieron el título de periodista, en la esquina?

Todos presenciaban aquella pelea, el tipo trataba de mantener la postura pero veía como apretaba sus puños y su respiración se tornaba más agitada.

—A todo esto, ¿defendiendo a la enemiga, Kimberly?

Enemiga decía. JÁ.

Le quería comer la boca a mi enemiga.

—No hay enemigas, estoy defendiendo a una mujer, ¿logras entender eso?, ¿o tu diminuto cerebro no te lo permite?

—Sólo le hice una pregunta, ella ve si quiere responder eso, pero no me pueden negar que se ve horrible, está en los huesos.

Todo el recinto se quedó en completo silencio.

Vi por encima de su hombro y ahí estaba Kenia con lágrimas en sus ojos, todo su entorno brillaba, las luces pegaban en su rostro pero ella estaba completamente apagada y verla así me estaba rompiendo por dentro.

—Eres un completo idiota, si así de microscópico tienes el cerebro no me quiero imaginar qué más tienes pequeño.

"Uuuuuuh..."

Todos rieron menos el penepequeño.

¿Estuvo mal lo que dije? por supuesto.

¿Lo había disfrutado? como no tienen una idea.

Él sólo decidió callarse y agradecí por eso, cuando volví a ver el escenario ella ya no estaba.

10 segundos miré el escenario vacío mientras toda la gente que estaba alrededor me tomaba fotos.

10 segundos bastaron para darme cuenta de la cagada que había cometido.

Kenia
Idiotas, todos eran unos completos idiotas y ella todavía más.

¿Cómo se le ocurre venir y exponerse de tal manera?

¿Por qué se me hace tan difícil estar cerca de ella?

¿Por qué me defendió?

¿Por qué mierda estaba aquí?

Me sentía mareada, sentía mi pulso en la cabeza, mis manos temblaban y estaba sudando frío.

Ansiedad, querida ansiedad.
Querida hija de puta.

Eloisa estaba detrás del escenario junto con otras personas del equipo al parecer pero esquivé a todos, me deshice de cada uno de ellos y fui corriendo hasta el baño en el cual me rompí.

Apoyé mis manos en la pared mientras veía mi rostro en el espejo.

¿Tan mal me veía?

¿Él realmente tenía razón en cuanto a mi aspecto?

Ojeras marcadas aunque mi maquillaje trate de esconder aquello, labios resecos, mi mandíbula estaba más marcada y mis pómulos mucho más notorios.

Sin duda él tenía razón.

hasta morir ; kimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora