CAPÍTULO 16

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Kim

—Es una total falta de respeto que no te comas los bordes de las pizzas, son deliciosos. — Kenia estaba loca, dejaba los bordes encima del cartón.

—No tienen sabor, ¿para qué me los voy a comer? — dice mientras me mira comer todos los bordes que ella había dejado.

—Bueno, más para mí.

—A mi tampoco me gustan. — hasta mi hijo en contra.

—Te estás juntando mucho con Kenia, — ella me mira — se te están pegando las malas costumbres.

—Mentira. — se abalanza sobre ella y queda encima, al igual como quedó conmigo ayer jugando en el sofá.

—¿Ves?, él si me entiende. — Kenia me muestra la lengua y abraza más a mi hijo.

Los dos estaban en mi contra, pero se veían tan lindos abrazados que me daban ganas de unirme a su abrazo.

—Oye Kenia, — habla mi hermana bebiendo lo último que le queda de refresco — ¿y Eloisa?

Yo sé lo mucho que mi hermana quería a Eloisa, en un pasado, cuando teníamos nuestras juntas de trabajo, Kenia venía con su hermana y Stef me acompañaba, con el tiempo se hicieron amigas pero tal como nos pasó a mi con Kenia, perdimos el. contacto y la comunicación, nos dolía ver a nuestras hermanas así, pero no queríamos exponerlas a algo más.

—Ella está en España, afortunadamente tuvo la oportunidad de irse para estudiar diseño y la tomó sin dudarlo, le dije que la apoyaría en todo lo que se proponga y al parecer le está yendo super bien.

Kenia hablaba con mucho sentimiento sobre su hermana, yo sabía que para ella era su todo, el dejarla ir a otro continente debió ser muy duro.

—Me alegro, siempre me acuerdo de ella. — sonríe nostálgicamente.

—Ella igual se acuerda de ti, — a Stef le brillaron los ojitos — se acuerda cuando hicieron una promesa a los 15 años, la verdad no le entendí muy bien.

—¿Se acuerda de la promesa? — preguntó mi hermana muy sorprendida, la verdad yo no tenía idea y al parecer Kenia tampoco.

—Eso creo.

Terminamos de comer y ya eran casi las 4 de la tarde.

—Bueno, ¿nos vamos? — pregunto tomando mis lentes de sol, las llaves y mi pequeña mochila.

Veo como Kenia y Stefanny se miran confundidas.

—¿Qué pasa?

—¿A dónde nos vamos? — me dice mi hermana con mi hijo en los brazos.

—A ver las cabañas, ¿no es obvio?

—¿No las veríamos por Internet? — habla Kenia.

—Claro que no, — pongo mis lentes encima de mi cabeza — por Internet venden algo sumamente lindo y falso, es mejor ver personalmente el producto.

—Mami, yo quiero ir con la abuela. — Extiende sus brazos hacia mí y lo cargo.

—¿No quieres ver la cabaña hasta el día de tu cumpleaños?

—Quiero que sea sorpresa.

—Entonces sorpresa será.

Nos subimos a mi camioneta, yo manejaba y Stefanny iba de copiloto, mi hijo dijo que quería jugar con Kenia en los asientos de atrás, ella no se negó, amaba estar con Joaquín.

Llegamos a la casa de mis padres y a Joaquín se le hizo más difícil separarse de Kenia que de mi. ¿Debería ponerme celosa?

Solamente yo me bajé a dejar a Joaco, Kenia dijo que no quería pasar aún, no se sentía lista según ella, quería esperar a que llegue el día del cumpleaños para volver a verlos.

hasta morir ; kimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora