Amor Peculiar

Especial (1/3) Capítulo 5: Más amigos

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- Hola, mucho gusto. Mi nombre es Samuel Jones - sonrió.

Era un chico de cabello rubio. Un poco regordete y su piel era muy blanca.

- Un gusto, mi nombre es Oliver Wood y él es Percy Weasley -

- Mi nombre es Thomas Taylor y él es Jan Carlos Rodríguez. -

- Hola - saludó.

Él tenía un extraño acento. Thomas tenía el cabello azabache y su piel era algo oscura. Jan Carlos era trigueño con cabello marrón y rizo.

- Es un gusto conocerlos - sonreí.

- Iremos a bañarnos - Samuel habló.

Los tres salieron de la habitación con toallas y ropa en sus manos.

Caminé hacia mi baúl y lo abrí. De él saqué mi bandera Griffyndor que mi padre me había regalado. También el póster de mi equipo favorito de Quidditch. Lo pegué en mi pared. En el baúl busqué mis plumas y papeles y los puse en el escritorio.

Después de acomodar todo me recosté en mi cama con mi revista de Quidditch.

- Mañana tendremos la clase de vuelo - mencionó Percy desde su cama.

- ¿Enserio? - me levanté de la cama.

Él miraba él horario. Corrí hacia él y me tiré en su cama. Le quité el papel de las manos y lo leí.

- Es nuestra primera clase - festejé.

- Dame eso - me arrancó de las manos el papel. - vete a tu cama -

- No seas amargado - le sonreí.

Me recosté en su cama y cerré los ojos.

- Si te duermes juro que te tiraré a el suelo - advirtió.

- Si si, lo que sea - lo ignoré.

Mis ojos se cerraron por unos minutos y después ya no los pude volver a abrir.

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Sentí algo caer alrededor de mi torso y me levanté exaltado. Miré junto a mí, un Percy dormido me abrazaba. El sol todavía no salía. Las camas de mis compañeros estaban llenas, ellos dormían. Me acomodé mejor y volví a cerrar mis ojos. Esto se sentía muy bien, el olor de Percy era agradable. Percy me rodeó con una de sus piernas. Ahora me sentía aún mejor. Pasaron los minutos y me quedé dormido.

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Algo me tiró de la cama. Fue la patada que me dió Percy.

- Demonios -

Miré a la cama, él me había tirado mientras dormía. Reí bajito. Decidí ir a ducharme rápidamente para después despertarlos a todos.

No tardé mucho. Cuando llegué a la habitación todavía dormían. Busqué en mi baúl un silbato que me había dado mi madre.

Lo soplé fuertemente. Todos brincaron de sus camas y algunos calleron.

- Buenos días estrellitas, la tierra les dice ¡Hola! -

- ¿Que hora es? - preguntó Samuel.

- Las 6:00 a. m. - sonreí.

Todos menos Percy se quejaron.

- Buenos días, Oliver - saludó Percy.

- Buenos día -