Continuidad de la primer historia, temporada dos.
Donde ______ tendrá problemas más fuertes con sus aliados y enemigos, los cuales involucran por completo a Yuka Makoto, o mejor dicho, a Franqui.
Si no leíste la primer temporada, la encontraras en...
Sentí fuertes latidos al oír eso, mi corazón se derretía por sus palabras. Mierda.
—Por favor, tengamos hijas e hijos, y que se llamen.. —el rió.
—Que linda te ves cuando estás nerviosa
—Mentira, yo estoy.. —me dió un beso en los labios y sonrío.
—¿Cuantos hijos quieres tener? —apegó su cuerpo al mío.
—Depende. —me acomode sobre la cama, el estaba sobre mí dándome de calor. No podía evitar sonreír.
Oh cielos, mi corazón. Me miraba siempre a los ojos, un momento bajaba su vista hacia mis labios, pero siempre mirándome.
—¿Depende de?
—De cuantos estás dispuesto a hacerme..
—Si fuera por mi., uf, mujer.
—Oye, ¿eso que significa? —me tapó con el suéter que se habia quitado.
—Hace frío. —se levantó sobre mí y fue directo a una mesa de luz, abrió el cajón y pareció buscar algo.
—Gracias.. —tenía su olor, mezcla intensa. Lo observé frente a mi.
El seguía buscando algo en el cajón.
—¿Qué buscas, Franqui? —agarró algo que no alcance a ver, cerró el cajón y se volvió a acercar a mi.
—Toma —acercó su mano a mi y luego abrió la palma, en esta traía una bolsita con gomitas ácidas dentro. —Las encontré en la cocina, espero que te gusten o me las comeré yo. —saqué una gomita y la probé, estaba rico y ácido, eso provocó que mi boca secretara más saliva.
—¡Un gracias no es suficiente! Franqui —lo abracé, estaba super feliz.
Estábamos sentados sobre la cama.
—Tranquila, claro que un gracias me basta, y bueno también algunos besos. —le di un beso en los labios. Y este me dió la bolsita de gomitas.
Reí, este no dejaba de mirarme mientras sonreía. Inclinó un poco su rostro y bajó su vista.
—¿Quieres? —dije ofreciéndole, mientras comía una.
—No me gustan tanto, pero si ofreces. —me agarró del rostro delicadamente y me acercó a el. Me besó lentamente, nos besamos. Poco a poco se fue inclinando más hacia mi, hasta que decididamente nos volvimos a acostar. Nos separamos por falta de aire, dejé las gomitas sobre la mesa junto a la cama y luego volví a el.
—¿Juego previo? —propuse.
—Mujer, ¿estás segura? —dijo y suspiré.
—Quizá esta sea nuestra única oportunidad, y estoy segura.. —hablé en voz baja.
—Tienes razón,.. además que, hay que celebrar que nos casaremos por adelantado, ¿cierto? —se acercó más hacia mi, comenzó a besar mi cuello, mientras que rozaba el bulto en su pantalón con mi entre pierna. Bajó mi braga lentamente.
Suspiraba entregandome, subí mis manos hacia la almohada para poder agarrarme de algo, sabia lo que venía, pero este hizo una acción inesperada.
Subió una mano hasta las mías, y tan fácil como suena las agarró cruzadas contra la cama.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tragué saliva, mi rostro se había ruborizado por completo.
Apretaba fuerte contra la cama, era extraño pero me gustaba, y mucho.
Con su mano libre, fue levantando lentamente el suéter que traía puesto, el cual era suyo.
Se acercó a mis pechos y volvió a manosearlos mientras que comenzó a besar mi cuello. —Mm... —suspiré, mordiendo mi labio inferior.
Este chupó una parte de mi cuello, lo cual seguramente dejaría marcas en este. —Ahh.. —gemí, ya estaba hot. Sentía cosquilleos en mi pecho, como mariposas volando, al igual que en mi entre pierna.
—Tu piel es tan... —volvió a besarme sin decir nada.
Separé más mis piernas, el estaba en el medio de estas. Tenía su pantalón bajo, podía ver su bóxer negro resaltar debido a su piel blanca. Bajó también este y su miembro, el cual era, uf.. comenzó a rosar mi entrada.
Sentía el cosquilleo recorrer mi cuerpo.
No pasó mucho, lentamente lo fue acomodando hasta que finalmente entró, estaba apretada pero poco a poco fue siendo más cómodo. Cada embestida se sentía intensa, hacia más interesante mis manos siendo agarradas por las suyas, sin poder moverlas como quiera.
—Ah~h —gemí, cerré mis puños, sintiendo su mano apretando las mías contra la cama con fuerza, intenté acomodar mis brazos. Sus embestidas eran tan placenteras que no quería jamás llegar al límite. Apretaba mis manos, era tan excitante.
No iba exageradamente rápido ni lento, era un ritmo perfecto para ambos. Antes de volver a embestir me soltó las manos y me indicó ponerme boca abajo. Me puse en posición, y lo volví a sentir. —Mm..
Sus manos me agarraban de la cintura desnuda contra el, las mías se aferraban a las almohadas con fuerza. Embestía sin detenerse, ambos estábamos a punto de llegar al límite, o al menos eso pensé.
El se corrió dentro de mi, satisfactoriamente.
Respirabamos muy agitadamente, yo aún no había llegado al clímax, y el lo supo.
—Bueno, ambos debemos llegar. —dijo este, y comenzó nuevamente las embestidas.
