Capítulo 26. Más dudas...

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Daniela fue a casa a cambiarse de ropa. No paraba de pensar en lo que había pasado en la casa de Patricia. Por fin había perdido la virginidad, y no con cualquiera, sino con la mujer que ella quería. La había hecho tocar el cielo y desde luego que su primera vez no la iba a olvidar en la vida, como ya le dijo Patricia. Ésta tuvo mucha paciencia con ella y la trató con delicadeza y mucho amor. Sabía que con otra mujer o un hombre hubiera sido totalmente diferente. Sólo ella se podía preocupar por las necesidades de Daniela. Y tenía clarísimo que lo había hecho con la persona correcta. No le cabía la menor duda de ello. Le encantaba estar con la doctora, estando con ella había tenido un sin fin de orgasmos y desde luego que la doctora estaba en forma para poder seguirle el ritmo. Daniela tenía las hormonas revolucionadas y ahora que había intimado con Patricia, necesitaría tener relaciones sexuales con ella a diario.

Pero también le dio miedo lo que ya había pensado con anterioridad. Lo de ser stripper y la diferencia de edad. Patricia era doctora y nadie vería con buenos ojos que una doctora de treinta y cinco años saliera con una stripper de diecinueve. ¡Joder! Eso no le convenía a la doctora. Además, llegado el momento, ¿Cómo la presentaría a sus amistades y a su familia?¿Como una simple estudiante de arquitectura, o como una stripper? ¿Pero acaso la doctora querría ser su novia? Joder, en eso no había ni pensado. Como una mujer adulta de más de treinta años de edad querría tener de novia a una joven de diecinueve años. Esas dudas la carcomían por dentro. Y no quería perjudicarle en ningún sentido a Patricia. ¡Carajos! Podía haberlo pensado mucho antes y no ahora, que ya estaba enamorada hasta la médula de la doctora. 

Mientras Patricia iba en el coche camino al hospital, no dejó de pensar en lo que había pasado en su casa con Daniela. Ésta la tenía loca perdida. Con otras mujeres le gustaba dejarse llevar por sus deseos carnales y tener sólo sexo, así lo disfrutaba muchísimo. Pero con Daniela había sido totalmente diferente. Con ella le gustaba ser delicada y tratarla con mucho cuidado. Daniela sacaba una parte de ella que desconocía y que nunca antes sacó con otra mujer. 

Luego se le dio por pensar que si iba a más con la joven, tendría que presentarla a sus amigos y familia. ¿Pero cómo la presentaría? A ella le daba exactamente igual que trabajara de stripper, pero sabía que a sus conocidos y a su familia no les haría ninguna gracia que ella estuviera saliendo con una stripper. Eso sin contar que tenía sólo diecinueve años. Esos pensamientos le minaron la moral. No había pensado antes en ello, porque no creía que esa preciosa joven quisiera tener algo con ella. 

Pero después de lo que había pasado entre ellas,  ahora sí veía las orejas al lobo. Le había pasado lo mismo que a Daniela. Tenían las dos las mismas dudas. Y esas dudas podrían influir negativamente en el transcurso de su relación. Lo que las dos tenían clarísimos los sentimientos que tenían por la otra, pero no sabían si eso sería suficiente para que su amor prosperara. 

Daniela y Ana habían quedado en la biblioteca de la universidad para estudiar. Habían quedado con más amigos de su clase, con Pedro y con Raquel. Los cuatro se llevaban bien, pero Daniela y Ana eran uña y carne.

Ana quería que Daniela le contara todo lo que había pasado con la doctora, pero tendrían que esperar a quedarse a solas, ya que Pedro y Raquel no sabían de la existencia de la doctora en la vida de su amiga. 

Estando los cuatro estudiando, de repente apareció en la biblioteca Lucía. Por lo que se ve debía ser una asidua de la biblioteca porque la bibliotecaria la saludó como si la conociera de hace tiempo. 

La profesora se sentó justo en la mesa de enfrente de Daniela. Ésta levantó la vista y la vio. Su cuerpo se tensó al instante y Ana se dio cuenta que la llegada de Lucía a la biblioteca había puesto nerviosa a su amiga. 

Lucía de vez en cuando levantaba la mirada para posarla en Daniela. Y ésta la pillaba mirándola. Finalmente Daniela se levantó y se dirigió a los servicios. La profesora la estaba incomodando con su persistente mirada. Necesitaba coger aire. 

Ya en el servicio fue a mojarse la cara y de repente sintió a alguien detrás de ella. 

-Hola Daniela…¿Qué tal estás?

-Hola profesora. Bien, ¿Y usted?

-Yo estupendamente...Si te tengo cerca.

Daniela no sabía dónde meterse. 

-¿Qué tal llevas los exámenes que te quedan?

-Bien, profesora. Me estoy esforzando mucho, como siempre. 

-Si,lo sé. Sé que eres la mejor. Y estoy pensando que como seas tan buena en todo...Me gustaría ver en qué más destacas…- Le dijo la profesora mientras se iba acercando más a Daniela. 

La profesora la tenía acorralada contra la pila del lavabo. Se acercó todo lo que pudo a ella hasta que sus pechos casi se rozaban. El cuerpo de Daniela se paralizó pero su cabeza le decía que se moviera y saliera corriendo. Lucía se mordió sensualmente el labio y aprovechó para intentar besarla pero Daniela fue más rápida y finalmente consiguió mover su cuerpo.

-Perdone profesora, mis amigos me están esperando. Luego nos vemos- Le costó mucho quitársela de encima. Tenía que reconocer que esa mujer era muy atractiva y tenía un buen cuerpo, pero lo que sentía por Patricia era mucho mayor que el deseo que pudiera sentir por Lucía. Ni punto de comparación. 

Se dirigió a la cafetería y le escribió a Ana para que acudiera a la cafetería. Ésta tardó cinco minutos en llegar.

-Me has salvado Dani. Tengo el cerebro que me hace corto circuito… Necesito un descanso. ¿Me invitas al café?

-Sí, por supuesto. Siéntate. Que tengo mucho que contarte. 

-Joder Dani que vida más ajetreada tienes...No como yo, que lo único que hago que llama la atención es trabajar en el club. Y ni aun así tengo la reputación que tienes tú en el club. 

-Bueno Ana...Te cuento, he ido al baño y ha venido Lucía. Y quería besarme. Me tiene frita. Siempre que me ve intenta algo conmigo. Ya no sé cómo quitármela de encima. Yo no le doy pie a nada. Vale que no le digo directamente que no quiero nada con ella, pero joder, no paro de rechazarla y ella sigue insistiendo. 

-¿Qué? ¿Me lo estás diciendo en serio?pues si yo fuera lesbiana...Tiene un polvazo. 

-Si, lo tiene. Si yo no tuviera a Patricia en la cabeza, por supuesto que tendría algo con ella. Reconozco que es una mujer muy sensual. Media clase le debe de ir detrás. Y si, acostarte con ella tiene que ser la bomba, no te digo que no, pero no pienso hacer con ella algo ahora que estoy conociendo a Patricia. 

-Vaya, tienes ojos...Bueno y con Patricia, ¿Qué pasó ayer?¿Perdiste tu tesoro más preciado?.

-Siiiiiii….Lo perdí. Y tengo que reconocer que esa mujer es muy especial para mí. Me trató mejor que bien. Estoy muy enamorada, Ana. Pienso en ella a todas horas. Y en la cama, es una puta máquina. Estoy segura que con otra mujer no sentiría ni la mitad de lo que siento con ella. En serio, me vuelve loca. 

-¡Qué envidia me das! Yo con Diego llevo tiempo sin hacer nada. Está siempre cansado. Trabaja muchas horas y cuando quiero hacer algo con él...Se queda dormido. 

-¿En serio? ¡Joder que desperdicio de mujer! Lo siento por tí, Ana. Si ahora no haces el amor a todas horas con tu pareja, ¿Cuándo lo vas a hacer?. Patricia es muy activa sexualmente, tanto como yo. Ayer  estuvimos haciéndolo hasta el amanecer. Y esta mañana hasta en la ducha. Es una locura, la verdad. Si seguimos así tendremos que pensar seriamente en dejar de hacer deporte..

-Me alegro mucho por tí. Te lo mereces, eres un sol de chica y te mereces lo mejor. Y se nota que tienes loca a esa mujer. Pero tienes que tener cuidado con Lucía. Si te va detrás, que no acabe metiéndote en un lío. Y más ahora que tienes algo con la doctora. 

-Gracias guapísima. Yo también te quiero. Y sí, tendré cuidado con Lucía, no quiero que se interponga entre Patricia y yo. Por cierto, nuestra facultad va a hacer la fiesta de fin de curso.

-Sí, lo sé, tendremos que ir,¿No?

-Por supuesto. Habremos acabado ya los exámenes y nos merecemos una buena fiesta. Habrá que celebrarlo. 

-Seguro que Pedro y Raquel también se apuntan..

-Genial. 

Acabaron de desayunar y volvieron a la biblioteca con Pedro y Raquel. Daniela tenía pensado estudiar durante todo el día y más tarde acabaría relajándose como no, en su maravilloso jacuzzi, con algo de música relajante, con la compañía de un buen vino y la tenue luz de la luna. 



La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora