La semana iba llegando a su fin.
Daniela y Ana salieron de una clase y fueron directas a los baños. Pensaban que estaban solas cuando empezaron a hablar del fin de semana que les esperaba de trabajo en el club. No se percataron que había un servicio con la puerta cerrada. En él se encontraba Lucía. Había oído toda la conversación. No se podía creer que sus dos alumnas trabajaran en ese club. ¿Qué necesidad tenían de trabajar en un sitio como ese?¿Qué pintaba Daniela allí?¿Una futura arquitecta trabajando de stripper? No le pegaba nada. Ya descubriría porqué Daniela trabajaba en un antro así. Ana y Daniela hablaron algo de reservados y bailes privados. Así que a Lucía se le ocurrió la brillante idea de llamar por teléfono al club y reservar un baile privado con Daniela. ¡Cojonudo! por fin iba a poder intimar con la joven. Daniela no podría negarse. Esperaría con ansias que llegara el momento en que Daniela le bailara.
Llegó el dichoso viernes. Y de nuevo los dichosos bailes privados. Cada vez le costaba más bailar para esos asquerosos hombres.¡Si por lo menos fueran mujeres las clientas! Estaba claro que le gustaban más las mujeres que los hombres. Para empezar por lo general las mujeres no se sobrepasarían y respetarían las normas. Salvo alguna que fuera ya bebida. Eso creía ella, porque a decir verdad sólo le había hecho un baile a Patricia, y ni punto de comparación. Esa noche ella no sabía que iba a tener dos bailes privados para dos mujeres.
En el penúltimo baile privado que tenía, Daniela esperó paciente a que entrara el cliente. Hasta que de repente oyó unos tacones de mujer, ¡Joder!su cuerpo se tensó al oír esos tacones pisar el suelo de mármol del local. Cuando vio entrar a Patricia, casi le da un parraque ahí mismo. No se lo creía. ¿Qué hacía esa mujer ahí?¿Para repetir un baile que no le gustó nada?
Y Patricia llegó a dudar si estaba haciendo lo correcto o no. Pero una vez dentro del club, ya no era cuestión de echarse para atrás. Estaba de los nervios de sólo pensar en tener cerca a Daniela. Finalmente se armó de valor y entró confiadamente en el reservado.
-Hola Daniela,¿Cómo estás?- Patricia estaba muy nerviosa pero sabía dominar sus nervios y enmascararlos. Para algo tenía treinta y cinco años y la madurez suficiente como para lidiar con esa situación.
-Hola... Doctora...Bien...¿Y usted?-contestó Daniela muy nerviosa. No le salían las palabras. Estaba paralizada. Para ella fue toda una sorpresa que Patricia volviera al club, cuando la última vez que estuvo no quiso avanzar con Daniela.
-Vaya, relájate, no te voy a comer- aunque ganas no le faltaban, la joven estaba espectacular con esa lencería fina que llevaba, pero a la pobre se le veía que estaba hecha un manojo de nervios. La doctora le sonrió mostrándole esos magníficos hoyuelos que tanto le gustaban a la joven.
-Ya... Pensé que usted no volvería más por aquí, perdone - Le contestó Daniela tímidamente. De repente le costaba mirarla a sus preciosos ojos azules.
-¿Por qué pensaste eso?- A Patricia se le dio por pensar rápidamente que la forma en la que se fue del reservado la otra vez le hizo pensar a Daniela que no estaba interesada en ella. Pero ese pensamiento estaba muy lejos de la realidad. Daniela la tenía hipnotizada y si no tuviera diecinueve años por supuesto que se hubiera dejado hacer de todo por la joven. Es más, ella la hubiera tocado entera si se lo hubiera permitido.
-Por cómo se fue el día que vino... Está claro que no le gustó lo que le hice.- Daniela dirigió la mirada para el suelo. En ese momento se sintió más pequeña que la doctora. No se sentía capaz de mirarla a los ojos directamente.
-Vaya, ¿Eso es lo que piensas?¿Que no me gustó lo que me hiciste?, ¿Por qué no me miras a los ojos cuando te hablo?.
A Daniela no le quedó otra que dirigir su mirada a los preciosos ojos azules de la doctora.
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La joven stripper y la doctora. (2°Historia)
RomanceDaniela, una joven de diecinueve años estudiante de arquitectura por el día, y stripper de noche, se queda prendada de una preciosa doctora rubia de ojos azules de treinta y cuatro años, a la que conoce en un hospital una noche que la agreden al sal...