Capítulo 10. Laura, la vecina

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Los días iban pasando y a pesar de tener de vecina a Daniela, no había vuelto a coincidir con ella ni en el portal, ni en el rellano ni en el ascensor. Y a decir verdad, se moría por coincidir con ella en algún sitio y así poder verla. Con la que sí coincidió fue con Laura, la otra vecina. Cuando la vio enseguida pensó que vaya vecinas más guapas tenía. La vecina era muy hermosa, tenía una cabellera negra muy parecida a la de Daniela. La forma de los ojos también se parecían a los de ella, pero ésta los tenía verdosos, no negros como Daniela. Esta chica era más mayor que Daniela y tenía que reconocer que era muy guapa también.

Cómo quería ser educada, se presentó con la vecina. Era una chica muy simpática y amable. Le cayó bien al momento. Y no pudo evitar pensar que seguro que esa mujer se llevaba a las mil maravillas con Daniela. A Laura se le pasó decirle que la vecina era su hermana.

Una noche Patricia llegaba de un turno de doce horas a su casa, y solo tenía ganas de tumbarse en su cama y dormir. Llevaba varias noches durmiendo poco y mal. Desde que había conocido a Daniela, no se la podía quitar de la cabeza, el desearla y no poder tenerla por la diferencia de edad, la estaba volviendo loca. Y para colmo la tenía al lado. Eso sí era una tortura para ella.

Cuando iba a introducir las llaves en su puerta, se encontró con Laura y Daniela en el rellano. Iban a meterse las dos en casa de Laura, cuando ambas se dieron cuenta de la llegada de Patricia así que las dos saludaron a la doctora. Pero Daniela quería aprovechar para hablar un poco con ella ya que llevaba días que no la había visto. En realidad quería pasar tiempo con ella. Aunque fuera sólo para mantener una corta conversación educada típica de vecinas.

-Laura, ahora voy- Le dijo Daniela a su hermana.

-Ah, okay, te espero dentro...

Para Patricia, había mucha familiaridad y muy buen rollo entre las dos mujeres. No pudo evitarlo y se puso celosa. En ningún momento se le ocurrió que las dos mujeres fueran hermanas. De sólo pensar que ahora se iba a meter en casa de la vecina y a saber lo que iban a hacer, le hervía la sangre.

-Hola doctora. ¿Qué tal está?¿Viene de trabajar?- preguntó Daniela. Sólo quería ser amable con ella. Y acto seguido se apoyó en la pared. Ella esperaba poder estar un rato con la doctora.

-Si, hoy tuve turno de doce horas y necesito urgentemente una ducha e irme a dormir. Así que si me disculpas...

-Ah, lo siento. No quise molestarla. Perdone, la dejaré irse a descansar. Hasta mañana- A Daniela le dolieron las palabras de la doctora. Había sido muy borde con ella cuando sólo quería ser amable. ¿Qué mosca le había picado? Tal vez el cansancio acumulado por tantas horas de trabajo hizo que tuviera ese humor de perros. Pero aún así poco le costaba contestar con educación. Joder, a veces no la entendía.

Patricia se arrepintió al momento de haberle hablado así a Daniela. Ésta había sido muy amable con ella preguntándole cómo le había ido el día y ella había sido muy grosera. Pero lo que Daniela no sabía era que ese comportamiento, además de por el cansancio que llevaba en su cuerpo, se debía también a los celos que le había provocado la cercanía que tenía Daniela con la otra vecina.

-Perdona Daniela. No debí hablarte así. Sólo que estoy muy cansada, y además a ti te están esperando.

-Sí, no se preocupe. Espero que descanse. Hasta luego- Daniela le contestó muy dolida. Se dio media vuelta y se metió en casa de su hermana.

-Ehhh hermanita, ¿Acaso conoces a la nueva vecina?

-Si...es una larga historia...

-Pues soy toda oídos y tenemos toda la noche, así que empieza. Te sacaré una cerveza, la noche parece que promete.

Daniela le contó cómo la conoció. Le contó también lo del club de striptease. Al principio, a Laura le sorprendió que su hermana trabajara en un sitio así. Para ella esa clase de lugares eran denigrantes y vulgares, pero conocía a su hermana y sabía que valía mucho como mujer, tenía unos valores que pocas personas poseían y además era una chica luchadora que siempre conseguía lo que se proponía con mucho esfuerzo. Así que aunque no le parecía bien que su hermana trabajara en un sitio así, sabía que la iba a respetar y a apoyar.

-Así que esta mujer te gusta. Joder hermanita ¿y cuando ibas a contármelo?¿Desde cuándo te gustan las mujeres?¿Y desde cuándo tan mayores? Dani, cariño, definitivamente eres una caja de sorpresas.

-Laura, no sé si me gustan las mujeres. Sólo sé que esta mujer me vuelve loca. Desde el día que la conocí en el hospital no he podido sacármela de la cabeza. Cuando me miró por primera vez sentí algo que antes nunca había sentido. Y cuando puso sus dedos en mi cuerpo... Sentí algo en mi entrepierna. Y en cuanto a la edad, no sé qué años tiene.

-Jaja...Daniela, esa mujer con su tacto te puso cachonda, tía. Pero, ¿En la exploración que te hizo tocó más de la cuenta? Porque para que hayas sentido tú entrepierna activarse... ¿Y no habéis follado aún? Tengo que admitirte que es una mujer muy guapa. Tiene unos ojos preciosos y un cuerpo, que si yo fuera lesbiana, esa mujer ya hubiera entrado en mi cama hace tiempo...

-¡Laura!No seas bruta. Ella no es de esas. No nos hemos acostado, pero porque ella no ha querido. Yo intenté sobrepasarme en un baile que le hice pero ella me apartó. No sé si lo hizo por la diferencia de edad que hay entre nosotras o porque no le atraigo. Aunque muchas veces la he pillado mirándome...Yo creo que con deseo.

-Pues entonces tenemos que descubrir el motivo de por qué esa mujer no se quiere follar a mi hermanita pequeña...

-¡Laura! Que no hables así...

-Es la verdad. Si dices que es lesbiana y que te mira con deseo,¿qué es lo que no le permite avanzar contigo? Pero espera...¿tú te acostarías con ella?¿Ya te has acostado con alguien?porque nunca hemos hablado del tema.

-No...Laura. Aún soy virgen, y si te soy sincera, me encantaría que la primera vez fuera con ella. De hecho espero que sea ella la que comparta conmigo ese momento tan especial para mí.

-¡Joder Dani! Tú estás enamorada perdida. Si quieres que esa mujer te desvirgue, es porque sientes mucho por ella. Te conozco y tú no elegirías a cualquiera para ese gran momento.

-Vaya, que inteligente que eres.

Las dos comenzaron a reírse y cada vez más fuerte. Les encantaba pasar tiempo juntas porque disfrutaban mucho una con la otra.

-Pero entonces...¿Estás enamorada de ella?

-¿Enamorada?No, que va...Bueno...Tal vez sí, un poco...O mucho...

-¿Y ella lo sabe?, ¿que pierdes el culo por ella?

-No...Laura, ¿Cómo lo va a saber?¿Cómo le dices a una mujer madura cuando tú no llegas ni a los veinte, que estás enamorada de ella hasta las trancas y todas las noches tienes sueños muy húmedos con ella?.No se puede enterar de lo que yo siento, Laura. Además...ya te he dicho que no quiere avanzar conmigo.

- Tranquila hermanita, no seré yo la que le cuente nada. Puedes quedarte tranquila. Y lo de que no quiera avanzar... tú tranquila, dale tiempo. Igual le tira para atrás la diferencia de edad. No sé qué edad tendrá...pero estoy segura que tiene más de treinta. Hay personas que llevan mal la diferencia de edad. Así que vete tú a saber.

Mientras tanto Patricia ya se había duchado. Aún había estado quince minutos debajo del chorro de agua de la ducha. Necesitaba relajarse y cuando se duchaba, siempre conseguía ese efecto relajante que la dejaba como nueva.

Fue a la cocina a prepararse algo para cenar cuando vio por la ventana a esas dos mujeres reír con ganas en la terraza. Las dos tenían en sus manos una copa de vino y se notaba que estaban disfrutando mucho de la compañía de la otra. Cuánto le gustaría a la doctora ser Laura para poder estar en la terraza con la muchacha que le quitaba el sueño y de la que creía que se estaba empezando a enamorar, y tomando una copa de vino con ella... Joder!¿Por qué tenía que tener de vecina a Daniela?¿Porque ésta era tan jodidamente perfecta que acababa atrayendo a todas las mujeres que la rodeaban? Hasta Lola había caído rendida a sus pies.

De repente a Patricia se le quitó el apetito de golpe, y eso que tenía la cena ya hecha, y se fue directamente a la cama. No quería saber nada de Daniela. Desde luego en ese momento se volvió a arrepentir de haberse cambiado de casa.

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La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora