Capítulo 2. La doctora

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La enfermera la ayudó a que se acostara en la camilla.

-Ahora vendrá la doctora a echarte un vistazo, tranquila cariño, aquí estás segura- le dijo la enfermera con un tono muy dulce.

Daniela estaba de los nervios. Ahora tenía que dejarse tocar por una doctora, y menos mal que la enfermera había dicho que sería una mujer la doctora. No tenía ninguna gana de que un hombre pusiera un solo dedo en su cuerpo. Le provocaba asco y repulsión de sólo pensar en volver a ser tocada por un doctor.

-Gracias- le contestó Daniela con los ojos llorosos.

El taxista dio parte a la policía. Vinieron al hospital a tomarle declaración.

De repente unos finos dedos corrieron la cortina del box.

-Hola soy la doctora García- se presentó la doctora de urgencias. Y cuando vio a esa niña con el vestido desgarrado, llena de golpes...La ira se apoderó de ella. ¿Cómo podía haber animales capaces de hacer eso a una niña?.

La doctora era una mujer de unos treinta y cuatro años, de tez blanca, con una bonita melena rubia pero está vez la llevaba recogida en una coleta alta, unos llamativos ojos azules y una sonrisa con unos hoyuelos que quitaban el sentido.

La doctora miró a la joven a los ojos. Le resultaron unos ojos hermosos, muy expresivos y grandes, con esas perfectas pestañas. Desde luego era una muchacha preciosa.

-Hola doctora- Daniela también la miró a los ojos. Una vez que sus miradas se cruzaron, a Daniela le costó retirar sus ojos de esos ojos tan bonitos. Nunca le había pasado algo parecido. Además, no le gustaban las mujeres. Pero de forma inconsciente, se fijó en que la doctora no llevaba ninguna alianza. Eso la hizo sonreír a pesar de lo que había vivido esa noche, y esa sonrisa a la doctora no le pasó desapercibida.

 Eso la hizo sonreír a pesar de lo que había vivido esa noche, y esa sonrisa a la doctora no le pasó desapercibida

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La doctora intentó tantear a Daniela. Quería ser cercana con ella pero después de lo que esa joven acababa de vivir, quizás lo mejor sería no tocarla más de lo debido. Pero justo cuando estaba evaluando cómo actuar, Daniela se adelantó.

-Doctora...¿Usted podría darme un abrazo?

-Si, claro. No hay problema. ¿Y te llamas?- A la doctora que la joven le pidiera un abrazo la pilló totalmente desprevenida.

-Me llamo Daniela. Y tengo diecinueve años.

-Tienes un nombre muy bonito- le dijo la doctora con una medio sonrisa en sus labios y sin poder apartar los ojos de la joven. Sólo le faltó decirle que toda ella era acorde a su precioso nombre.

-Gracias- Daniela le contestó ruborizada.

La doctora la abrazó. Era la primera vez que hacía eso. Ella intentaba ser cercana con los pacientes pero le costaba un mundo dar el paso. Solía ser una mujer fría y distante.

A la doctora, Daniela le pareció una muchacha muy sensible y delicada, aparte de ser guapísima.

Ese abrazo le produjo algo raro a la doctora, una sensación totalmente desconocida. No le pasó desapercibida. Tanto que decidió acabar con ese abrazo. Se separó suavemente de Daniela. A ésta le hubiera gustado alargar el abrazo porque la estaba reconfortando y se sentía segura entre sus brazos.

La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora