A la mañana siguiente Daniela se despertó con un buen dolor de cabeza.
Ella no recordaba haberse acostado en la cama con el pijama corto que llevaba.
Cuando se levantó y se dirigió al baño, apareció de la nada Lucía y Daniela se quedó helada. Además iba con una camiseta holgada de Daniela y en bragas. ¡Joder! Lo que le faltaba a Daniela.
-Profesora...¿Qué hace usted en mi casa?
-Vaya, ¿No recuerdas nada de ayer?- Le preguntó Lucía incrédula.
-Si, recuerdo algo. Pero no mucho, la verdad.- Sí recordaba que había llamado a Patricia de madrugada y había estado hablando con ella, ¡mierda!¡Qué vergüenza cuando la viera! ¿Y puede ser que tuvieran sexo telefónico?porque recordaba que se excitó hablando con ella... Joder...Lo que le faltaba.
-Lucía...Si quieres desayunar algo, como si estuvieras en tu casa. Yo necesito darme una ducha. Si no, no soy persona.
-Gracias Daniela. Por cierto, tienes una casa muy bonita.
-¡Gracias Lucía!
Daniela se fue a duchar antes de que pudiera hacer una tontería con la profesora. Esa camiseta le quedaba de cine. Iba sin sujetador y tenía unos pechos generosos y unas piernas bonitas.
Mientras Lucía preparaba café para las dos, tocaron al timbre. Lucía dudó si ir a abrir o no, y finalmente se decantó por abrir. Y cuando abrió se quedó helada.
-Hola...buenos días, ¿Patricia?
-Sí, soy Patricia. Buenos días.¿Está Daniela?- La doctora no se podía creer la confianza que había cogido Lucía para abrir ella la puerta, y más en bragas y con una camiseta que se le marcaban hasta los pezones y que era de Daniela porque recordaba habérsela visto en alguna ocasión.
-Daniela está en la ducha. Pero no creo que tarde mucho en salir.
-¿Ella está bien?- preguntó Patricia. Tenía unas ganas tremendas de desaparecer de ahí, pero le preocupaba cómo se encontraba la joven.
-Sí, ella está perfectamente. Con un poco de dolor de cabeza, pero lo normal, vamos...
-Me alegro. Entonces os dejaré tranquilas. Hasta luego.
-Adiós, Patricia.
Lucía tenía que reconocer que esa mujer era muy guapa de cerca. Tenía unos ojos azules preciosos, una bonita nariz y un cabello rubio muy llamativo. Y eso sin contar cómo le quedaban los vaqueros ajustados, ¡joder! Normal que Daniela se hubiera enamorado.
Daniela salió a los cinco minutos de la ducha. Llevaba todo el pelo mojado y estaba preciosa. La camiseta se le pegaba a su esbelta figura, marcándole los pezones húmedos todavía.
Cuando la vio aparecer Lucía, ésta se quedó sin habla.
-Daniela...Acaba de venir tu ex para ver si estabas bien.
-¿Mi ex?
-Si, Patricia. Ayer me dijiste que era tu ex...
-¡Ah! ¿Y te ha dicho que quería?
-Si, ha venido a ver si estabas bien.
-Vale. Oye Lucía, desayuna tranquila,yo ahora vuelvo.
-¿No tomas café conmigo?¿Y vas a salir así a la calle?
-No, tranquila. Voy a casa de la vecina un momento- Daniela omitió decirle que su vecina era Patricia. Necesitaba urgentemente hablar con ella.
Daniela se armó de valor y tocó a la puerta de Patricia. Cuando ésta abrió, Daniela se fijó que había estado llorando.
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La joven stripper y la doctora. (2°Historia)
RomanceDaniela, una joven de diecinueve años estudiante de arquitectura por el día, y stripper de noche, se queda prendada de una preciosa doctora rubia de ojos azules de treinta y cuatro años, a la que conoce en un hospital una noche que la agreden al sal...