Capítulo 28. Celos.

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Esa mañana cuando Ana fue a buscar a Daniela, ésta le recriminó que hubiera colgado las fotos que se hicieron por la noche y estuvieron a punto de comenzar a discutir. 

-Ana, tía, te has pasado colgando las fotos de anoche. Patricia las vio.

-¿En serio?joder, no sabía que la tenías agregada en tus redes...Lo siento un montón. 

-Ayer fui a verla cuando llegué a casa y no me dejó ni besarla. He pasado una noche de mierda. No quiere ni verme. 

-Vaya Daniela. Te juro que no fue mi intención que ella las viera. Sólo espero que se le pase el enfado. Total, solo bailaste con ella. No llegaste a nada más. 

-Ya pero a Patricia no le gustó nada lo que vio en las fotos. Poco más que me mandó a la mierda. La próxima vez que cuelgues fotos mías por favor, pregúntamelo primero.

-Sí, eso haré. Ahora me siento fatal Dani. No quiero que discutáis por mi culpa.

-Bueno Ana, seguro que lo arreglamos. Dame un abrazo y te perdono. 

Las dos amigas se abrazaron. Daniela se subió a la moto y se dirigieron a la Universidad.

Cuando Daniela acabó su jornada de estudio, se iba a ir directamente a su casa cuando se acordó que Patricia salía en un rato del trabajo.  

Se pensó si ir o no a esperarla a la entrada de urgencias hasta que finalmente se animó a ir.  Necesitaba ir a hablar con ella de lo que había pasado la noche anterior y pedirle perdón si era necesario. Y además quería darle una sorpresa. Ese día apenas se había podido concentrar en los estudios pensando que podía perder a Patricia por una tontería, y no se podía permitir el lujo de no aprovechar las horas de estudio que ya tenía pautadas a lo largo del día. 

Cuando llegó, esperó unos veinte minutos y ya estaba dudando si había hecho bien o no en ir a verla a su puesto de trabajo, ya que igual le sentaba mal a la doctora que Daniela fuera a buscarla. 

Cuando al rato Daniela la vio salir, su corazón casi se paró. Iba guapísima con una falda gris ajustada y corta, con una camisa entallada blanca y unas botas altas a juego con la falda; pero iba con su amiga y ésta la cogió por la cintura. ¡Joder! ¿A dónde iba con ella?. Tenía ganas de llorar, pero tenía claro que las iba a seguir. Sabía que Patricia iba en coche a trabajar, pero iban en dirección opuesta al parking del hospital, así que tal vez se dirigían a algún restaurante para cenar, o a alguna cafetería a tomar algo. En efecto, se fijó que se metieron en un pub. No sabía qué hacer. Hasta que finalmente decidió meterse también en el pub. Se dirigió a la barra a pedir un gin tonic. No quería que Patricia la viera y pensara que la había estado siguiendo. Pero mientras pedía a la camarera, y sin darse cuenta, tenía a Patricia muy cerca de ella. Su amiga se había quedado apartada al otro lado de la barra. 

Parecía que a la camarera le gustó Daniela y mientras le servía el gin tonic, la camarera le dijo que ella la invitaba. 

Patricia lo vio todo. Se acercó a Daniela y con cara de pocos amigos se dirigió a la camarera. 

-Perdona, no es necesario que la invites. Cóbrame a mí lo que le has servido- Le dijo Patricia muy enfadada a la guapa camarera. 

-Vaya, ¿Tú puedes invitarla y yo no?- le contestó la camarera irritada.

-¿Qué?- Patricia estaba asqueada y no se creía lo que estaba oyendo- Sí, claro que puedo invitar a mi novia, y tú no deberías meterte donde no te llaman.  Si no te importa, por favor, cóbrame lo que le has puesto.

-Haber empezado por ahí. Perdona entonces.- La camarera se disculpó y le cobró a Patricia lo que había pedido Daniela. 

Patricia agarró de la mano a Daniela y la apartó de la barra. Acabó entrelazando sus dedos con los de Daniela. No quería soltarla por nada del mundo. 

La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora