Cuando Patricia salió del salón de actos, no lo pudo aguantar y se echó a llorar. Había visto a Daniela y estaba preciosa. Lo que hubiera hecho por poder sacarla de ese sitio y llevársela a su casa, donde no pararía de amarla ni un segundo. Se moría por tenerla de nuevo en su cama. Además le había dicho que la amaba. Eso sí que no se lo esperaba. Se subió a su coche y ahí se acabó por derrumbar.
Mientras Daniela se fue con su familia, sus amigos y su profesora a tomar algo para celebrar el premio. Daniela tenía el corazón hecho trizas. Para ella, la persona más especial de su vida, no iba a compartir con ella ese momento tan importante y único y eso la destrozó. Mientras todos bebieron, rieron y celebraron, Daniela tenía la cabeza, el corazón y el alma en otro sitio.
Esa noche Daniela no pudo dormir bien. Así que a la mañana siguiente la joven tenía un humor de perros. Ana quedó con ella en pasar a buscarla para ir juntas a la fiesta.
Daniela había escogido un vestido ajustado con unas sandalias muy finas que le resaltaban sus piernas morenas y perfectas. Cómo siempre, estaba deslumbrante. Ana llegó a la hora acordada. También estaba muy guapa. Cuando salieron las dos de la casa de Daniela, justo apareció en el rellano Patricia, y ésta se quedó helada cuando las vio. Daniela no podía articular palabra pero Ana sí, así que fue ella la que saludó a la doctora.
-Hola doctora ¿Qué tal?¿Va ahora a trabajar?¿Baja con nosotras en el ascensor?
-Eh... sí, bajo y sí, me toca el turno de noche hoy...Y vosotras...Por lo que veo...Hoy no tenéis que trabajar, ¿Me equivoco?- Patricia intentó no mirar a Daniela pero le fue imposible no mirarla al escote que llevaba, y las piernas tan divinas que tenía. Desde luego esa joven tenía cuerpo de modelo.
Daniela se percató de cómo la miró la doctora. ¡Carajos! Si no tuvieran que ir a la dichosa fiesta y la doctora no tuviera que trabajar, Daniela se hubiera ido directamente al ático de la doctora.
Estando las tres en el ascensor, se mezclaron los perfumes de las tres y ese ascensor olía delicioso.
-Hoy pedimos libre en el trabajo, doctora. Tenemos la fiesta de la universidad. Van a ir también los profesores así que tenemos que ir sí o sí.
Patricia fue oír la palabra profesores y se puso de mal humor. Osea que Daniela iba a ir a una fiesta donde iba a estar esa loba de mujer. Si no tuviera que trabajar intentaría que Daniela no fuera a esa fiesta. No podía imaginarse a Daniela con esa mujer. Y lo que tenía clarísimo después de haber visto cómo miraba la profesora a Daniela en la entrega de premios, que iba a intentarlo todo con Daniela. ¡Mierda! Patricia era más que consciente de que esa noche en el trabajo no iba a poder dejar de pensar en Daniela y en esa mujer.
-Bueno chicas, pasadlo bien entonces. Hasta luego- Patricia se fue rápidamente. No aguantaba estar tan cerca de Daniela y no poder tocarla.
-Adiós doctora- Le dijo Ana.
Daniela no pudo decir nada hasta que la doctora salió del portal apresuradamente.
-Daniela tía, ¿Por qué no has hablado con ella?Ahora se pensara que pasas de ella.
-¿Pero tú crees que pensara eso? Ayer vino a verme a la entrega, y se encontró de bruces con Lucía. La cual luego nos acompañó a la celebración, y no veas cómo se fue ayer Patricia. Le pedí que se quedara a celebrarlo conmigo pero me dijo que ella no pintaba nada con mi profesora. La he cagado Ana. Ella no quiere saber nada de mí-Dijo Daniela muy apenada.
-¿Pero qué tonterías estás diciendo?¿Tú has visto cómo te miraba esa mujer?Joder, no te quitaba ojo del escote y de las piernas, que me he fijado perfectamente donde iban sus ojos. Y a esa mujer la pones como una moto. Hazme caso. Si no llego a estar yo en el ascensor te digo yo que acabáis o en tu ático o en el suyo.
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La joven stripper y la doctora. (2°Historia)
RomanceDaniela, una joven de diecinueve años estudiante de arquitectura por el día, y stripper de noche, se queda prendada de una preciosa doctora rubia de ojos azules de treinta y cuatro años, a la que conoce en un hospital una noche que la agreden al sal...