Cuando le quedaba a Daniela una hora para terminar de trabajar, estaba de espaldas a la puerta echando un vistazo a unos planos, cuando alguien la abrazó por detrás.
Ese perfume lo reconocería a mil kilómetros de distancia. Una sonrisa se dibujó en su rostro, y antes de darse la vuelta, preguntó:
-¿Adrienna?
-Siiiiii….La misma.
Daniela se dio la vuelta, y abrazó a su amiga fuertemente. No se podía creer que Adrienna estuviera en su trabajo, en España.¿Qué hacía ella ahí?. Comenzaron a hablar en italiano, ya que Adriana aunque entendía el español, no acababa de soltarse a hablarlo con Daniela.
-¡Adrienna!No me lo puedo creer. ¿Cuándo has venido?¿Y cómo es que has venido sin avisar?
-¡Quería darte una sorpresa!¿Te la he dado? Tiene pinta de que sí- Le contestó sonriéndole.
-Por supuesto que me la has dado. No me esperaba para nada que vinieras. Pero estoy encantada de verte. Estás guapísima.
-Tú también lo estás. Cómo siempre, estás divina. ¿Acabas ya de trabajar?sino, espero a que acabes...Y si no tienes planes te invito a cenar.
-Puedo acabar ya. No me van a llamar la atención los jefes…
-Perfecto entonces.¿Nos vamos?
Mientras tanto, Patricia finalmente se animó a ir a buscar a Daniela a su trabajo. Preguntó a la secretaria si estaba Daniela y si podía verla.
-Hola señorita. Si, la señorita Mayoral aún sigue en su despacho, iré a avisarla. ¿Y usted se llama?
-Me llamo Patricia.
-Muy bien. Ahora la aviso. Pero creo que tenía otra visita.
Justo fue decir esas palabras y aparecieron Daniela con Adrienna hablando en italiano y muy sonrientes las dos. Adrienna la tenía cogida por la cintura.
Patricia palideció. Enseguida reconoció a la rubia de ojos azules como la tal Adrienna, la italiana con la que se acostaba Daniela. Joder, era joven, muy femenina y muy guapa. Patricia quería que la tierra la tragara.
Y Daniela no se quedó atrás cuando vio a Patricia estática y con cara de pocos amigos.
-Hola Daniela…
Daniela se separó de Adrienna y fue a saludar a Patricia dándole un beso en la mejilla.
-Hola Patricia. Vaya, no esperaba que vinieras aquí. ¿Querías algo?- No sabía ni qué decirle, estando Adrienna delante...
-En realidad no. Sólo quería hablar contigo. Pero puede esperar. Ahora estás ocupada.
Daniela miró a Adrienna. Y confirmó que sí estaba ocupada.
-Sí, ha venido mi amiga a verme, de sorpresa, no me lo esperaba.
-Ya...E imagino que se quedará en tu casa, ¿No?
-Sí, eso creo. ¿Puedo presentártela?
-Sí, claro. Preséntamela y os dejo ya a solas.
-Vale, Adrienna mira, ella es Patricia y Patricia, ella es Adrienna, mi amiga italiana.
Las dos se saludaron de forma cortés. Adrienna se fijó en lo guapa que era Patricia, a pesar de sacarles unos cuantos años, tenía una encantadora sonrisa con unos preciosos hoyuelos y un color de ojos muy parecidos a los de ella. Era una mujer muy interesante. Ella ya sabía quién era Patricia. A pesar de ello, intentó ser lo más educada posible.
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La joven stripper y la doctora. (2°Historia)
RomansaDaniela, una joven de diecinueve años estudiante de arquitectura por el día, y stripper de noche, se queda prendada de una preciosa doctora rubia de ojos azules de treinta y cuatro años, a la que conoce en un hospital una noche que la agreden al sal...