Llegó el día que Daniela regresaba a España. Daniela estaba muy desanimada. Llevaba la maleta llena de recuerdos y buenos momentos. Con sus amigos de la facultad, en la librería en la que trabajó los fines de semana, y sobre todo con Chiara y Adrienna. Sólo esperaba poder seguir su amistad con las dos hermanas, y en especial con Adrienna.
Se vistió con ropa cómoda, unos jeans ajustados y muy cortos con una camiseta blanca de tirantes de punto. No se esforzó demasiado a la hora de elegir cómo iba a ir vestida en el viaje. Ya en el aeropuerto, Chiara la abrazó fuertemente, parecía que la iba a partir en dos. Pero cuando le tocó despedirse de Adrienna, ésta no paraba de llorar. Daniela sólo pudo abrazarla suavemente. No quería lastimarla. Y finalmente la besó en los labios. Fue un beso cálido, de despedida.
-Daniela...Por favor, no me olvides- le susurró al oído Adrienna.
-No lo haré...Adrienna. Te quiero demasiado para olvidarte. Eso es imposible. Y lo que ya hemos hablado, vendré a veros y tú tienes que venir a verme a España, ¿Vale?
-Sí, lo haré. Cuenta con ello. No te desharás de mí tan fácilmente- Le espetó la italiana.
Daniela cogió sus maletas y con lágrimas en sus ojos, se alejó de las dos hermanas. No podía dejar de llorar. Y no quería volver a mirar atrás. No podía verlas tristes por su partida y su futura ausencia.
Se subió al avión y se sentó en el asiento que le habían asignado. Una guapa azafata se percató del llanto de Daniela y se acercó a ella para animarla.
-Disculpe señorita,¿Pero está usted bien?
-¿Qué? sí… Sí...Estoy bien…
-Las despedidas siempre son duras. Pero estoy segura que a esa persona tan especial que ha dejado en la terminal la volverá a ver muy pronto.
-Si, eso espero…-Daniela se limpió la nariz con un pañuelo mientras la azafata le dedicó una preciosa sonrisa- gracias por sus ánimos. Es usted muy amable.
-De nada guapa, si necesitas cualquier cosa, tocas este botón y vengo enseguida.
Ahora fue Daniela la que le sonrió.
Daniela durmió todo el vuelo. La verdad que había pasado unos días muy emotivos y movidos y tanta emoción la habían dejado exhausta.
Cuando salió del avión se dirigió al control de pasaportes y después a recoger sus maletas. La estaba esperando Laura y cuando se vieron se abalanzaron una encima de la otra. Llevaban mucho tiempo sin verse y se morían por abrazarse.
-Daniela...Estás guapísima, te has cortado el pelo un poco. Te queda genial. Y parece que has cogido algún kilo de más. ¡Joder, cómo has cambiado! ¿No?- Laura enseguida pensó en Patricia, en la grata sorpresa que se iba a llevar cuando viera a su hermana, y encima tan cambiada y tan mujer.
-Gracias hermana, yo también te quiero. Sí, me lo he cortado pero muy poco. Ya sabes que mi melena es mi sello de identidad, no soy nadie sin ella.
-Es verdad, Dani. Te veo más guapa. Me parece que vas a romper muchos corazones por aquí...
-Tú también estás guapísima. Me tienes que contar que tal todo este tiempo que he estado fuera. De amores, trabajo, los papás…
-Sí, tranquila, nos pondremos al día. Pero tú tendrás que descansar.
Las dos hermanas se dirigieron al coche de Laura. Dejaron las maletas en el maletero y se montaron en el coche. Fueron hablando durante todo el trayecto. Tenían tanto que contarse una a la otra…
Cuando entraron al portal, Daniela no pudo evitar ponerse muy nerviosa. Sabía que se podía encontrar a Patricia y eso la ponía de los nervios. Laura la notó nerviosa y la intentó relajar.
-Tranquila Daniela, ella está ahora en el hospital.
-¿Y cómo lo sabes tú?- le preguntó Daniela. Entonces...Aún sigue viviendo aquí.
-Lo sé, Dani- Laura no estaba aún preparada para decirle lo que había entre ella y Patricia- Y sí, no se ha cambiado. Vive aquí.
-Okay, muy bien. Por cierto, si me habéis adecentado mi ático, creo que me iré a dormir allí- Daniela prefirió cambiar de tema. Según lo que le contara Laura de Patricia, la podría lastimar y mucho. Y en ese momento sólo necesitaba descansar.
-Si claro. Ayer lo mandamos limpiar. ¿Qué te pensabas de tu hermana? Lo tienes todo listo. Así que no te preocupes. Hasta tienes la nevera llena.
-Ehhh...Eso no lo esperaba. Muchas gracias Laura.
Laura la ayudó con las maletas. Y enseguida se despidió de su hermana. Se le veía cansada y quería que descansara todo lo que le hiciera falta. Habían quedado para verse luego o ya al día siguiente, según como estuviera Daniela.
Daniela notó que tenía un poco de ansiedad. El sólo pensar que Patricia seguía viviendo ahí, y que la tenía al lado…¡Joder! Si ahora estaba así de nerviosa ....¿Cómo se pondría cuando la tuviera delante?, ¿Qué le produciría el verla de nuevo?¿Y a Patricia verla a ella?¿Y como sabía Laura que Patricia estaba trabajando?¿Acaso la estaba controlando?
Daniela fue directa a darse una ducha. No quería seguir pensando en la doctora, y ya vaciaría las maletas o por la noche o al día siguiente. No había prisa alguna.
Cuando acabó de ducharse, salió en bragas y se fue a la cocina a preparar un par de sándwiches. No tenía mucha hambre pero algo tenía que comer. Cuando terminó, se dirigió a su habitación y se tiró en la cama en plancha.
Daniela no dejaba de pensar en Adrienna y en qué pasaría si ésta fuera española y viviera en la misma ciudad que ella. ¿Estarían saliendo juntas? Ella lo dudaba, porque hasta que no se quitara a Patricia completamente de la cabeza, no podía salir formalmente con nadie. Y desde luego que si no había sido capaz de darle una oportunidad a esa preciosidad de mujer, estaba claro que algo tenía que ver sus sentimientos por Patricia.
Finalmente Daniela se quedó dormida pensando en Adrienna.
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La joven stripper y la doctora. (2°Historia)
RomanceDaniela, una joven de diecinueve años estudiante de arquitectura por el día, y stripper de noche, se queda prendada de una preciosa doctora rubia de ojos azules de treinta y cuatro años, a la que conoce en un hospital una noche que la agreden al sal...