Capítulo 9. Lucía

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Esa mañana, la primera clase les tocaba con Lucía. A Daniela no le apetecía mucho tener la clase con ella. Sabía perfectamente que ésta le iba a tirar los trastos discreta o descaradamente. A la profesora el cómo le daba exactamente igual. Daniela sentía que en muchas ocasiones, Lucía la violentaba. Aunque a decir verdad, sabía que sino sintiera lo que sentía por Patricia, se sentiría halagada por como Lucía se acercaba a ella cada vez que la veía y y de seguro que ya hubieran hecho algo juntas. Daniela no era de piedra, tenía ojos en la cara y podía reconocer perfectamente que esa profesora era un bombón de mujer. Además se le veía muy abierta sexualmente hablando.  Pero le gustaba mucho más la manera de acercarse a ella que tenía Patricia. Ésta mujer era pura sensualidad con ella. Siempre la respetaba y nunca la había violentado como sí había hecho ya Lucía. 

Se sentaron en primera fila, como siempre. Estaban hablando cuando oyeron el ruido de unos tacones acercarse a ellas. Daniela no sabía si mirar o no, porque de mirar, sabía que tendría la mirada de la profesora encima de ella.

La profesora, como Daniela se imaginaba, la buscó enseguida con su mirada. Esa mañana iba vestida con una blusa y una falda ajustada. Quería llamar la atención de la joven. Y vaya si lo hizo. Pero no sólo llamó la atención de Daniela, sino del resto de alumnos masculinos. Cuando la profesora se acercó a su escritorio, se sentó en él y dirigió sus piernas a la morena. Ésta tragó saliva, y aunque no quería mirarla, le era imposible no hacerlo. Pero cuando la miraba con deseo, enseguida pensaba en la doctora y se le quitaban las ganas de mirarla. Donde estuviera Patricia, que se quitara Lucía. Eso lo tenía más que claro.

Empezó a dar la clase y de vez en cuando miraba a Daniela. Intentaba mirarla lo justo porque tenía miedo que el resto de alumnos se dieran cuenta. Ella sabía que últimamente estaba siendo muy descarada. Y tenía que tener cuidado sino quería que su puesto de trabajo peligrase.

-Dani,la profe no te quita el ojo de encima...-le susurró Ana al oído.

-Ya lo sé Ana. Es un poco descarada.

Lucía las pilló hablando.

-Señorita Mayoral, ¿Qué es tan importante que tiene que hablar con su amiga en medio de la clase?si no les interesan mis explicaciones, las invito a que salgan de la clase-Dijo Lucía alterada y a la vez celosa porque Daniela no le estaba prestando atención por estar hablando con su amiga.

-Disculpe profesora, pero no estábamos hablando de nada en especial.

-No replique, señorita. Después de clase se queda usted conmigo.

-Está bien...- contestó Daniela. Le entró una angustia de sólo pensar que se iba a quedar a solas con la profesora... Intentó prestar atención en las explicaciones que estaba dando Lucía para no pensar en lo que iba a suceder después.

Acabó la clase y salieron todos los alumnos de clase menos Daniela, que esperó a que todos se fueran. Ana sabía que la profesora lo hacía adrede para poder tener a Daniela cerca de ella y a su antojo.

-Daniela, acompáñame- le dijo Lucía sin siquiera mirarla.Tenía que enseñarle a la joven quien mandaba en la clase. 

-Perdone profesora, pero puede decirme aquí lo que me tenga que decir.

-Prefiero hacerlo en mi despacho. Así que sígueme, por favor.

-Está bien- No quería discutir con ella porque tenía todas las de perder, así que la siguió. Como siempre que la tenía delante, no pudo quitar la mirada del fabuloso trasero que tenía delante. ¿Qué tenía ese trasero que la cautivaba tanto?

Lucía sintió la mirada de la joven en su trasero y eso la hizo sonreír sin que Daniela la pudiera ver.

-Pasa, por favor- Lucía le dejó pasar primero a Daniela. Ésta entró al despacho, mientras Lucía cerraba la puerta con llave.

Daniela se percató que Lucía llevaba unos botones desabrochados de la camisa que antes no llevaba. Y le podía ver tranquilamente todo el escote. ¡Joder! ¿Se le estaba insinuando?

-Daniela...No vuelvas a contestarme delante de toda la clase como lo has hecho hoy.

-¿Qué? No considero que le haya contestado de malas maneras, perdone.

-Pues yo creo que sí...-estaba sentada en su escritorio cuando de repente abrió un poco las piernas y las cruzó de forma provocativa. Daniela no podía respirar. Necesitaba salir de ahí rápidamente.

-Bueno...no se preocupe. No volverá a pasar. Perdone, ahora me tengo que ir...- no sabía cómo salir ilesa de ese despacho y dijo lo primero que se le ocurrió.

-No te he dado permiso para que te vayas- Entonces se fue acercando poco a poco a la joven hasta que ésta se dio con la espalda en la pared.

Lucía estaba a escasos centímetros de Daniela. Ésta fue incapaz de moverse. Su perfume frutal la embriagó por completo. Y para colmo
se bloqueó con los ojos verdes de la profesora. Lucía aprovechó el estupor de Daniela para pasar su lengua por los labios de ésta. Daniela cerró los ojos y seguía sin poder moverse. Mientras la lengua de la profesora pedía paso entre los labios de Daniela. Lucía pegó su cuerpo al de Daniela y empezó a gemir. Seguidamente posó sus manos en las nalgas de la joven, y comenzó a levantarle el vestido con ansias. No paró hasta que le tocó las bragas. Esa joven cualquier día le haría perder la cabeza.

Daniela de repente despertó del letargo en el que estaba y apartó bruscamente a la profesora.

-Perdone pero yo no quiero hacer esto.

-¿Ah,no?¿Y con la mujer por la que llorabas la otra noche?¿Con ella sí lo harías??¿Qué sientes por ella, Daniela? porque es bastante más mayor que tú, ¿No?

-Eso no es asunto suyo. Y si me disculpa, tengo que irme a casa- tal cual dijo eso se dirigió a la puerta, la abrió con las llaves y se marchó. Quería alejarse de esa mujer a toda prisa. Y la próxima vez intentaría tener más cuidado con ella ahora que conocía sus intenciones. ¡Joder! En un momento dado se sintió excitada por cómo la lengua de Lucía lamió sus labios. Se notaba que esa mujer tenía mucha experiencia y le sobraba seguridad en sí misma para hacer eso con ella y con quién quisiera. Pero Daniela no quería ir más allá con ella. Ojalá fuera Patricia la que le lamiera los labios así, ojalá fuera la doctora la que la acosara de esa manera... Pero que va. Patricia nunca haría eso. Patricia no era una mujer impulsiva y además parecía una mujer que no se acostaba con cualquiera como sí podía hacer Lucía. Patricia desde luego era una mujer muy especial, la miraras como la mirases, y eso la volvía loca.

Daniela no se podía quitar a la doctora de la cabeza. Le encantaría pasar a su casa y hablar con ella largo y tendido, ver alguna película con ella, comer o cenar juntas, hacer el amor con ella una y otra vez...¡Joder qué mal estaba de la cabeza!Sus hormonas la iban a llevar por el mal camino. No la dejaban pensar con claridad cuando tenía a la vecina en su cabeza.

La joven stripper y la doctora. (2°Historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora