Los tirones de la piel desértica
los chillidos de las articulaciones oxidadas
el ardor de los músculos corroídos
el latido ensordecedor de ríos sangrientos
que se entretejen alrededor de mis sesos,
susurrando rabiosos el odio con el que el mundo me ve...
el silbido de mis alveolos pulmonares,
atorado por flemas y pena,
todo ese conjunto de sonidos, de gruñidos, de lamentos sofocados
es una sinfonía a la que mis oídos se han acostumbrado,
una que tarareo con disimulo,
debajo de una sonrisa estúpida colgando de mis labios,
y suena como si el botón de repetición se hubiese quedado trabado
debajo de mis regordetes dedos,
como la forma ovalada del inodoro al que me aferro cada mañana,
para hundir mi cabeza
y devolver la maldad gestada en mis entrañas,
como cuajos entrecortados de un nonato desmembrado
disuelto en ácido y envuelto en saliva espesa...
la sinfonía de la agonía
sabe amarga como bilis recién exprimida del hígado,
sabe a comida avinagrada,
sabe a una muerte que anuncia su llegada
pero que se hace esperar con demasía.
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Entre las cobijas
PoetrySugerente título, sin embargo, totalmente alejado a lo que hubiese escrito en mi adolescencia. Déjame contarte algo...veinte años han pasado desde la primera vez que mis articulaciones comenzaron a doler, a sentir como la piel se agrietaba desde den...