El aire parece un cuajo de leche podrida,
despidiendo aromas vomitivos
que se escurren entre la mucosa nasal
y se deslizan libremente sobre mi lengua...
asco,
nausea,
todo se mueve aun cuando me quedo quieto
arrumado sobre la cama,
como una almohada avejentada
que ya no brinda suficiente confort
pero nos negamos a deshacernos de ella...
los pensamientos mastican palabras incomprensibles
en todos los idiomas que mi alma ha hablado,
y solo una palabra parece ser lo suficientemente fuerte
como para sobreponerse al ruido blanco de mi mente
una que lacera hasta las vísceras
y es imposible de limpiarla...
todo parece conspirar,
el viento que se hace espeso como saliva
el polen que se vuelve dardos apuntados a mis pupilas,
las lágrimas que salen como aspersores programados,
el recuerdo de los errores mínimos,
la angustia de nunca poder llegar a ser bueno,
y quiero articular palabras
pero la lengua se enreda como mis cabellos
pesa como los cúmulos grasos alrededor de mi cintura,
y me ahogo en una rima incompleta
que baja por mi esófago
y alimenta la desesperación que anida en mi estómago
como un parásito resistente a los antibióticos y a los antidepresivos...
siempre intuí que era un pedazo de mierda,
hoy el dolor con el que vivo no hace más que confirmarlo.

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Entre las cobijas
PoetrySugerente título, sin embargo, totalmente alejado a lo que hubiese escrito en mi adolescencia. Déjame contarte algo...veinte años han pasado desde la primera vez que mis articulaciones comenzaron a doler, a sentir como la piel se agrietaba desde den...