Migraña

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El ulular de un viento,

se va haciendo más tenue

parece que huye amedrentado

por el chirrido mecánico del deshumedecedor,

que gruñe salvaje y primigenio,

en esta noche de lluvia que no sosiega su canto repetitivo,

sobre los techos metálicos,

sobre las baldosas abrillantadas...

y aquí en el centro de mis intestinos,

el bermellón vital se siente cálido,

como ácido raspando las tuberías,

corroyendo la cordura,

con sus latidos

que replican como martillos en las sienes,

esperando que escueta luz que se cuela por entre las cortinas cerradas,

no se acerque a las pupilas como tachuelas afiladas,

a hurgar en ellas,

escudriñando los secretos que flotan inconscientes,

en los filamentos café y tabaco...

los párpados ceden a la brutal gravedad

como aves muertas en pleno vuelo,

caen en picada,

dando volteretas invisibles, pero tan reales,

que las puedo saborear en la garganta,

disputándose la mejor locación...

otra noche de espíritus maquiavélicos,

presionando mi cabeza,

como olivo verde,

esperando que reviente pronto y satisfactoriamente,

como una espinilla,

como un puto grano en la espalda de un amante

resignado a los fetiches de quien ama.

Entre las cobijasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora