La comida medio masticada, medio digerida,
viaja a la inversa,
claustrofóbica invitada
huye de mi estómago
que se contrae como una naranja exprimida para sacarle el jugo...
los ojos irritados,
los brazos adormecidos adoptando la forma oval del inodoro,
los pies arrastrándose discretamente de nuevo a la cama,
hielo consumiéndose sobre mi frente y debajo mi nuca,
un rosario de resentimiento recitado por mis labios,
con susurros que se los tragará la noche,
y lágrimas que se arrastran como orugas codependientes
por sobre la almohada y hasta el suelo
anhelando ser capaces de reptar hasta done yace dormido el amor de mi vida,
la noche sigue danzando y sus escuetos ronquidos se arremolinan en mis oídos,
otra noche con mi cerebro girando como una luna sedentaria
alrededor de un planeta decadente...
otra noche con las tripas peleándose las unas con las otras
enredándose como víboras en celo,
otra noche de cólicos
otra noche en que el sueño se convierten en números en la barriga del reloj
que desafiante me mira aun crucificado sobre la pared lisa...
dos horas más para ducharme,
tres horas para arrastrarme al frente de la computadora,
y empezar la parodia que he montado por tanto tiempo...
tres horas para sonreír y ser convincente,
ojalá mis ojos vacíos no delaten la mentira,
ojalá mi lengua dibuje las palabras correctas.
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Entre las cobijas
PoesíaSugerente título, sin embargo, totalmente alejado a lo que hubiese escrito en mi adolescencia. Déjame contarte algo...veinte años han pasado desde la primera vez que mis articulaciones comenzaron a doler, a sentir como la piel se agrietaba desde den...