Inútil

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Viene cabalgando,

haciendo sonar sus cascos sobre el parqué recién encerado,

el papel mural se desprende de a pocos mientras se acerca

cayendo sobre el piso en cámara lenta

como moscas cuyo zumbido desesperado denota el final de su tiempo,

el silencio que me había cobijado con sus brazos de seda,

se vuelve mohoso y se desintegra,

cierro la puerta y las bisagras rechinan agudamente,

como alguien que yace en el piso siendo apuñalado,

la perilla gira como una brújula rota,

las cortinas rápido como un látigo,

la luz se evapora como el agua que queda sobre el piso del patio cuando llueve

y luego el sol las lame extasiado como un perro sediento,

mis neuronas traquetean como ventanas azotadas por espíritus sombríos

que han venido con amenazas que no llegan a cumplir...

el dolor impacta sobre la puerta cerrada

y luego se filtra por la pequeña abertura entre el marco y el piso

me alcanza aun cuando ya estoy en mi cama,

con los pensamientos entretejidos como una plegaria

que engullo y luego defecaré...

otra vez ha venido a toquetearme con descaro

a olfatear mi aliento,

e inflar sus pulmones traslúcidos con mi miedo,

estoy harto,

con la conciencia carcomida como un armario viejo,

cuyas paredes de cedro son solo una cascarilla endeble

llena de gusanos,

cuyos mordiscos se sienten como murmullos

como remanentes ecos de voces en la cabeza de un suicida...

quiero que el reloj detenga sus manecillas,

y que mi vida se detenga con ellas,

como un punto al final de una blasfemia,

como el corazón cuando un cuchillo ha girado como bailarina en su centro,

el dolor a venido otra vez...

amenazando, pero sin terminar la misión que le fue encomendada,

inútil

tanto o más que yo.

Entre las cobijasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora