Las horas han succionado la luz y casi todo el ruido,
con pocos modales como sorbiendo un plato de sopa...
la hora muerta ha llegado,
la ciudad reposa como un cadáver en su lecho definitivo,
y en esta habitación,
solo un chirrido constante me mantiene alerta...
la turbina aspira el aire y este se vuelve agua
que se filtra lentamente,
oigo entre lo adormecido de mis sesos
como cae una gota, y luego de un rato cae otra...
parecen lágrimas distanciadas,
caen a destiempo como si se hubiesen peleado,
y luego se juntan todas en un el mismo charco,
en esa urna plástica que funge de estómago,
pero no es más que un cáliz de vértices rectos
que he de vaciar a la mañana siguiente,
mientras le suplico al suelo que deje que mis pies den pasos certeros,
mientras que las olas donde navega mi cerebro
se aplanan como almohadas viejas...
otra noche con los párpados rebeldes
la vista vigilando las pocas sombras de esta habitación,
las piernas y brazos destejiéndose por dentro,
como una chompa cuyos puntos no coinciden...
otra noche más,
ya perdí la cuenta,
pero aparentemente aun no pierdo la batalla...
aun respiro y eso me aterra.
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Entre las cobijas
PoetrySugerente título, sin embargo, totalmente alejado a lo que hubiese escrito en mi adolescencia. Déjame contarte algo...veinte años han pasado desde la primera vez que mis articulaciones comenzaron a doler, a sentir como la piel se agrietaba desde den...