La mente sin sueño
sigue abierta como una flor desganada,
esperando que las fobias y los traumas hechos mariposas
vengan pronto a polinizarla,
en esta habitación donde la oscuridad se extiende como tinta derramada,
las sombras se arrastran sobre la pared,
como arañas, como cucarachas,
con igual paciencia que la muerte que ansío con calor visceral...
el cansancio pesa en los párpados
y estos se mecen como ramas viejas
pero no caen al suelo,
el dolor recorre mi ser por completo como salvia
que la tierra ofrenda
y las raíces absorben con vehemencia,
muerdo mis gritos y luego los trago,
como saliva espesa
como tantos fluidos salinos probados por la lengua inquieta,
y aquí con movimientos minúsculos,
insignificantes como mi propia vida,
o la potencia de mis ruegos,
espero a que los minutos sigan su desfile
de aquí al olvido,
y veo como siempre se olvidan de llevarme con ellos...
aquí en este altar improvisado que es mi cama,
me ofrezco nuevamente a la muerte,
pero esta me rechaza con un gesto regio de asco
y me aparta de su vista,
como un plato de comida pútrido...
me he reinventado para serle atractivo,
pero ella me sigue ignorando.
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Entre las cobijas
PoetrySugerente título, sin embargo, totalmente alejado a lo que hubiese escrito en mi adolescencia. Déjame contarte algo...veinte años han pasado desde la primera vez que mis articulaciones comenzaron a doler, a sentir como la piel se agrietaba desde den...