Dolor

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Estancado como agua,

criando traumas y dudas,

como renacuajos

que aparecen por que sí,

así estoy,

en esta cama que me custodia con celo,

y me arrulla con su silencio tan embriagador,

como el aliento alcoholizado de amantes sin nombre...

no hay derecha, no hay izquierda,

no hay pasado, no hay futuro,

solo una nada que llamo presente,

un estado indefinido,

como un cuajo sanguinolento

que reptó por las fosas nasales,

hastiado de la oscuridad que hay en el yo,

anhelando morir respirando un aire menos lúgubre...

estancado,

sin mayor movimiento que un estirón esporádico,

uno lento y pausado como una canción

demasiado triste para ser oída en su totalidad...

estancado,

sin ánimo,

sin energía,

queriendo respirar cada instante con menor entusiasmo,

para no invocar su presencia,

y que la noche la noche logre escabullirse,

en las fauces feroces del tiempo

que nos mastica, engulle y digiere rápidamente,

con la estúpida esperanza líquida rodando por mis mejillas,

haciendo de mi almohada un campo de algodón,

humedecido por la rabia y la frustración...

sabiendo que el arribo del alma

no garantiza la ausencia del dolor...

estancado,

quieto, meditando casa movimiento,

para no invocar su presencia infernal,

le temo, le odio, le aborrezco,

y quizás también sienta lo mismo por mí.

Entre las cobijasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora