La noche a sabiendas de la crueldad que está por ocurrir,
Le niega a esta presa el ver la luna esponjada en el cielo,
Mientras intenta esconderse desesperadamente, Entre las cobijas aún abiéndose perdida,
Hundiendose a cada paso en el fango resbaladizo de la desolación...
Si asomo la mirada por la ventana puedo ver a los mensajeros del averno,
Cuervos amotinados en los cables de luz,
Espiando como se digiere la cordura de mis pensamientos...
Impotencia desmesurada,
Ansía de muerte,
El dolor ha venido otra vez a dejar sus marcas sobre mi cuerpo como vara forjada en ira,
Y aquí encogido en la tibieza del miedo y la resignación,
Lanzo quejas a la intemperie,
Y una estampida de chillidos se escabullen por entre mis labios quebrados...
Otra vez el dolor ha llegado a mi casa,
Sus pasos lastimaban los escalones mientras subía la escalera,
Su sombra raia el viento mientras avanzaba por el pasadizo,
Lujurioso se metió en mi cama,
Verdugo macabro hecho de indiferencia y violencia...
Se toma su tiempo para acariciarme como fiera regocigandose a la vista de su presa,
Insidioso demonio sin temor a Dios,
Profano espectro que me acosa desde hace tanto...
He de dejar que me lama con descaro,
Mientras gesto fantasias suicidas en mis ojos apretujados
Y destilando tibios riachuelos.
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Entre las cobijas
PoetrySugerente título, sin embargo, totalmente alejado a lo que hubiese escrito en mi adolescencia. Déjame contarte algo...veinte años han pasado desde la primera vez que mis articulaciones comenzaron a doler, a sentir como la piel se agrietaba desde den...