Solo un susurro en la montaña Cang Qiong (Parte 2)

33 4 0
                                    

En las salas de reuniones ubicada en el pico Qiong Ding, como todas las reuniones que esta generación Qing tenían, se podía palpar "la emoción" de todos.

Esa emoción era el más puro aburrimiento y las protestas ya sean internas, como las del líder las cuales eran apostadas por todos aunque este no las dijera en voz alta, pues digamos que familia, de esas familias como el término debería referirse, no existe aunque Yue Qingyuan siempre lo afirme al inicio de todos las malditos encuentros entre los supuestos hermanos. El otro grupo de quejas se podían dividir en aquellos cuyos comentarios mordaces eran verdaderamente pensados, Qi Qingqi o incluso el Shen Jiu, el que ahora tenía el título de Qingqiu, quedaría con el grupo más de: no me quejare de tantas cosas que me molesta porque se armaría problemas innecesarios, aun así, te daré algunos comentarios ,que hacen un vano intento de ser mordaces, para expresarlos y aconsejar un mejor rumbo, pero mientras tanto me comportaré como un adulto debería. Había como tres más como él, pero siempre el señor de Qing Jing era el que tenía un aire elegante y tsundere destacable.

El otro grupo era aquel que solo se quejaba ,de cosas que anteriormente ya habían sido explicadas, llegando al punto de la violencia. Y ese era quién había interrumpido, justo cuando la reunión había finalizado.

Esta reunión no tiene sentido, ¿por qué vamos a seguir las instrucciones de aquel, que por cierto ha ayudado anteriormente a ingresar a los demonios, para fortalecer las barreras de la secta?

Por suerte era solo uno, porque este lugar no soportaría dos, ni siquiera los que tenían la mala suerte de escucharlo. Todos los presentes querían que se callará por una vez, puesto que estaba alargando la reunión más de lo que verdaderamente sentían que era necesario; además, que la razón que tenía para gritar era de algo que hace varios años paso, sin contar que el responsable de aquel trágico suceso deshonroso no era sino aquel que el "Dios de la guerra" tenía fichado como alguien indigno de cualquier rastro de confianza. Aunque también una gran parte compartían ese mismo pensar hacia el traidor, pero no se iban a tomar el tiempo de quejarse con el líder cuando este ya había tomado hace años la decisión de aceptarlo de vuelta.

Liu shidi, por favor—dijo Yue Qingyuan, el que parecía comportarse como el padre soltero de un montón de niños, mientras trataba de calmar al que hablaba- Shang shidi ha sido perdonado hace años y ha cumplido su castigo por su actuar pasado. Además, las propuestas a implementarse han pasado ya antes tanto por mi como por Shen shidi, y no se verifican ningún intento malicioso en ellas ni contra Cang Qiong o la gente aledaña a la secta.


El leve sonido de las monedas pasando de una mano a otra casualmente, luego de unos suspiros de victoria o derrota, fueron audibles de forma precisa. Las apuestas eran la única forma de entretenimiento, a más de los chismes, permitidas dentro de estas paredes las cuales ninguno de los inmortales presentes quería visitar de nuevo, pero les tocaba hacerlo cada que tuvieran que hacerlo.

En sí todas las reuniones eran aburridas y algo molestas, pues todas las doce personas que se sentaban alrededor de aquella elegante mesa tenían al menos una que no les agradaban para nada. Esta convivencia no era tan armónica como debería ser, ya que al ser una secta tan grande deberían dar el ejemplo de unidad para las más pequeñas. Pero la verdad es muy distinta, a penas aquellas personas del otro mundo medio conocían a los otros y no porque estos le confiaran sus secretos, sino, porque o los leyeron o simplemente los habían creado superficialmente. Los otros diez estarían perdidos si les tomarán una lección sobre esto.

En medio de la "alegre" reunión familiar, la mesa empezó a temblar, mientras en todas partes una presión hizo desmayar a la mayoría de la sala manteniéndose solo unos pocos de pie a duras penas.

Tardó varios minutos, aunque el tiempo se sentía ralentizado de manera psicológica y real, después de todo, un pergamino, que había rodado con rumbo hacia el suelo se mantuvo en el aire hasta que la presión desapareció dejando tras de sí pocos segundos de un brillo cegador, aún no había caído debido a que fue recogido por una mano desconocida.

El primero en lograr ponerse en posición de defensa contra aquel extraño fue el señor del pico Bai Zhan. Los que no se habían desmayado: el líder y extrañamente para todos, e incluso para sí mismo, el conocido traidor de la cumbre. Los demás aún se recuperaban demasiado lento como para levantarse o simplemente estaban paralizados en su sitio al ver a aquella entidad.

Parecía ser un hombre, su cabello apenas recogido en una cola con un intrincado adorno del cabello que representaba status, mientras su túnica gris bordada con diseños de flores rojas que daban una mala espina al ser estas las tan conocidas "Flores del infierno". Al mirarlo por completo, su belleza encajaba perfectamente en un modelo masculino, una envidia para muchos mortales, eso teniendo mucho que ver con aquellos rasgos afilados que poseía, aunque estos interrumpido por una cicatriz que cruzaba, cual araña, desde su oreja hasta la esquina izquierda de su boca. De repente aquel extraño giro la cabeza; sus ojos cenicientos, pero melancólicos, al punto que hacían ilusión que esos fueran cada vez más blancos, miraban toda la sala antes de saltar de encima de la mesa cayendo con gran elegancia hacia aquel cuya espada había sido levantada; como si fuera poca cosa se la quito llevándola de vuelta a la mesa.

—¿Por qué hay tanta insolencia en mi territorio? — preguntó mirando atentamente y con claro signos de enojo, incluso si su rostro parecía neutral, hacia el líder de los doce reunidos— ¿Acaso el líder Yue de este lugar aún sigue siendo un inmaduro irresponsable hacia su deber como líder de Cang Qiong?

Se pudo oír un jadeo ante el atrevimiento, pero fue detenido ante la presencia de lo que parecía ser un verdadero dios convocado en esa reunión. Ni Qingyuan pudo responder algún intento de justificación hacia su hermano marcial, no cuando las palabras pesaban tanto en su garganta que parecía que estaba siendo apretada.

Fanfics de SAVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora