Esperemos que este día nunca deje de existir (Parte 2)

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"La plaga" recorrió rápidamente por su cumbre. Los niños que corrían como patitos detrás suyos desaparecían llevados a la cuarentena. Incluso su esposo, que a veces sentía algo de envidia por el cariño de su esposo hacia los estudiantes, trataba de ayudar.

Todo debía solucionarse con la intervención del protagonista. Solo que nada estaba siguiendo esa lógica.

-¡¿Qué está pasando Cumcuber bro?!- incluso el que se hacía llamar creador del mundo y un escapador de responsabilidades audaz regresó a la secta.

- Si supiera ¿No crees que no estaría aquí encerrado?

No lo dejaron ir hacia la zona de cuarentena de los "enfermos" pero también lo pusieron en la suya personal, acomodada por su esposo.

"Shizun es listo, pero no quisiera que enfermará. No te preocupes, shizun, este díscipulo se cuidará y tengo mi sangre para curar" Había dicho su esposo, trató de convencerse de que le diera el voto de confianza, creerlo que el halo del protagonista funcionará. Aún asi se rindió tratando de salir solo para que le trajeran al otro transmigrador a la casa de bambú.

-Hermano.. Qian Cao está horrible ¿Recuerdas esas películas de fin del mundo? Está peor que eso- decía ese hombre cara de roedor sentado en la sala como si todo eso fuera una película que narra- y peor, el papeleo en An Ding va a ser una...

-¡Callate!.... Bien sí vi, está...- lo vio, shen estaba agitado pero al ver al supuesto autor parecía incluso no afectado- ¿Qué te pasá? Esta es.... ¿no sientes nada o qué?

Ya pasó del punto del enojo a la duda. Sabía que su supuesto amigo solía ver a los demás como simples y planos personajes, pero eso fue demasiado. Al ver su expresión parecía más "emocionado" que preocupado.

Su abanico se agitaba hacia si mismo mientras lo miraba. No parecía que el otro tuviera una mínima consciencia de lo grave al contrario de él que estaba incluso pasando días duros, aquellos niños que cuidó estaban allí a cumbres de distancias pero sus oídos aún resonaban sus gritos y sus ojos se mezclaban entre palabras y la realidad.

De pronto el pájaro que se veía alzar sus alas desapareció al cerrarse su fan.

-Tranquilo hermano.. calmate.. sé que estás sufriendo, no quise ser insensible ni nada pero.. no hay que usar la violencia.. no.. -el avión habló de forma rápida mientras veía al de túnicas verdes acercarse. Cerró sus ojos esperando el golpe que nunca vino sino que fue un pellizco- Auch.. hermano.. para ¡ Mis mejillas no son de hule!

Pero incluso ante las quejas del hombre roedor ni habló ni se quejó solo siguió aquel lector tratando de ver con claridad aquella mancha que el autor tenía en la mejilla. Trató de hacerla desaparecer, pero incluso tratando de sacarla esta seguía allí desafiando su idea inicial que esto solo pasará a personajes.

Su corazón siguió latiendo intranquilo. Debía ver a su esposo, si esto seguía empeorando entonces... no quería imaginar lo que pasaría despues.

-¿Eh? ¿Cumcuber bro? Espera, que te debo hacer compañía, sino Jushang me mata.

Gritó saliendo tras el otro transmigrador, que lo había empujado y sin gracia tomado la espada volando lejos a no sabe donde.

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