Las clases eran duras pero se mantenía tratando de seguirlas aferrándose a la información que podía entender. Tampoco era como si alguien se lo facilitará, incluso su shijie parecía ponerle más trabas en sus enseñanzas pero solo podía agradecer. Prefería tratar de aprender solo para que aquellas burlas se acabarán, lo veían como alguien a quien mandar, no se habría dado cuenta de eso si no tratará de estar atento al comportamiento de sus compañeros.
Estaba volviéndose paranoico, ya sea por las burlas o porque cada una de esas palabras y golpes lo hacían recordar porque no tenía cómo protegerse. Era de nuevo ese niño que no pudo llevar a tiempo el congee para su vieja madre, recibiendo patadas mientras el suelo manchaba sus ropas mientras ella moría sola en una cama dura.
-Patético. Dices desear ser fuerte y solo puedes arrastrarte como una bestia tonta.
Pudo observar las impecables botas de un verde claro de su maestro mientras cada palabra perforaba su joven alma. Seguía en el piso, con su cuerpo amoratado por los golpes recibidos, oyendo aquella burla y conteniéndose para poder levantarse.
Sus manos temblaban al intentar levantar su peso mientras su cabeza seguía mirando hacia el suelo cerca de las botas. De repente en su rango de visión cayó un libro, al a penas saber leer no entendió su título pero reconoció la portada como un libro que utilizaban para entrenar.
Él ya tenía uno, no sabía por qué su shizun le entregó otro pero aún así lo recogió y llenando de aire sus pulmones gritó a la figura que ya no se encontraba cerca suyo, un gracias.