El lazo que nos une (Parte única)

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El lazo rojo del destino es complicado. Puede unir tan fuerte a dos personas que los termina ahogando.

Cuando dos esclavos se conocieron un día de su aparente corta vida, sin saberlo unieron el lazo de sus destinos y el de sus anhelos. En ese momento, donde ambos debían valerse para sobrevivir, una pequeña relación se formaba.

Incluso si el mayor de ellos seguía siendo amable con todos y el más pequeño solo con él, pero a su modo, ambos estaban atados desde sus delgados dedos, aún si ellos no lo vieran. Era el inicio de una historia, para mala suerte aquellos no eran los protagonistas sino peones para algo de cuestionable naturaleza.

Eran solo los dos contra el mundo, hasta que Qiu los separó alargando el hilo hasta el punto de alejarlos cada vez más. Sus caminos se sumergían en corrientes peligrosas incluso si una promesa era el barco para que su conexión siguiera a flote. Aún así este lazo los envolvía por el pecho, dejandolos sin aire ante las circunstancias que debían enfrentar.

Uno seguía en la esclavitud literal y otro en aquella causada por sus propios miedos y debilidades que lo terminaron confinando en una montaña espiritual. Al final aquel esclavo decidió ser libre incluso si eso significaba que aquellos sentimientos se volvieran hirientes en su reencuentro.

Su relación solo navegaba perdida. Alguien cegado por la culpa de no cumplir con su promesa y otro por tantas emociones complicadas que solo buscaban una explicación jamás oída. Y aún así, a pesar de todo, ambos dentro de sus caparazones llamados corazón, seguían sintiendo por el otro, incluso si el lazo envolvían sus cuellos de manera peligrosa anunciando que solo terminaría en muerte.

En algún mundo ambos murieron ligados por lo que sentían, incluso si las manos que los asesinaron no fueran las del otro. Las flechas acabaron con el mayor, y el ver sus restos fue lo que terminó matandole en vida al menor.

Por el contrario, en otra existencia, Jiu falleció en un inhóspito silencio siendo olvidado por todos incluso por su destinado. Mientras tanto Yue incluso si "se disculpó con él" aquellos restos de una cuerda roja se filtraron en su interior envolviendo su núcleo hasta romperlo. Después de todo, aquellos destinos que son ligados por esta poderosa arma, no son fáciles de deshacer.

Dos almas, que ya no debían renacer, navegaban en el limbo de la dulce muerte. Eran fragmentos de dos hombres que nunca pudieron ser amantes. Aquel destino, de inexistente corazón, los sacaba del río juntando los pedazos para coserlos en la historia del mundo. Eran tantos, y tan dispersos, como si las almas se negarán a reunirse. Siguió mecánicamente juntando aquello hasta que encontró pedazos que eran mejor descrito como polvo, unidos por un débil lazo rojo.

Cuando trató de desatarlo, a pesar de estar deshilado, no logró separarlo.

Formuló la orden, un ser superior, de coserlos unidos, pero a penas apartó la mirada ya no encontró ninguna pieza de las almas que juntó. En cambio vio la sombra de dos niños, con una diferencia de altura notable, corriendo y saltando de la mano hacia la rueda de renacimiento.

....

En un mundo, donde el aire huele a monóxido de carbono y no tanto a sangre, un joven de ojos verdes parecía molestó. Su apariencia era bella, pero era pintada por una clara actitud agria que apartaba a las personas. En cambio, su acompañante, se asemejaba a un sol gentil y alegre se ojos grises.

Ambos eran tan contrarios, y aún así a pesar que parecían estar en una pelea provocada por el de la mirada esmeralda, aún así se apartaron juntos tomados de la mano.

Si pudiera, aquella gente ver el plano espiritual, observarían que las dos personas a pesar de ser contrarias, en sus dedos medios se hallaban unidos por un hilo maltratado pero fuerte. Que a pesar del renacimiento, seguía uniendoles, pero ahora de una forma más gentil que en su anterior vida.

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