Cuando la ambición se transforma en una nueva trama (Parte 2)

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Sin nada que lo viera y la bolsa de monedas asegurada vio al helado río. Para él no era complicado tirar a este pequeño bulto que se aferraba a sud túnicas, así se ahorraría explicaciones a "su jefe" que parecía que aún peleaba ya que era raro que todavía no apareciera.

Se agachó, sus piernas y túnica mojadas por acercarse a este líquido. Le daría la oportunidad al pequeño de un muerte asegurada y no de solo quedarse herido mientras él se iba. Era misericordioso, eso pagaba esas monedas que pesaban en su cinturón.

Los chillidos del infante al sentir el agua en su espalda empezaron a irrumpir en sus oídos. Cansado su agarre en el bulto desapareció tratando de ahogarlo rápido sin notar que todo su alrededor quedó en un silencio que no era normal.

Con su trabajo aparentemente hecho, se volteó para irse pero su túnica se sentía pesada. Miró hacia abajo y vio como el río estaba paralizado como un literal pedazo de hielo que empezó a brillar.

Sacó su espada clavando en esta superficie dura pero solo logró perder el arma cuando fue succionada por lo que sea que se convirtió este lugar. La luz lo cubría, iluminando sus rasgos que a penas pueden ser mencionados como aceptables para un mundo de altos estándares de belleza. Pronto algo surgió como un espíritu con forma rectangular que como un dibujo en movimiento parecía juzgarlo con la mirada.

-Dejame ir, no sé quién eres- recalcó sin intentar hacer el papel de amable- si quieres al niño, te lo dejó.

Solo le importaba salir de allí. Este demonio no era alguien débil que podía ser engañado solo por tirarse a sus pies y un poco de palabrería. Aquel que podía controlar algo tan inmenso como un río y callar todo sonido, era algo que mejor no interferir.

[Este es el sistema. Se le pide al personaje Shang Qinghua a tomar una misión]

Oyó "hablar" a aquella cosa. Aquel no tenía algún tono característico de alguna emoción que pudiera utilizar para saber como actuar. Bajo la cabeza para esconder su mueca de rabia por esta situación que le recordaba como su maestro le pedía algo pero sino lo hacía habrían consecuencias para él.

-¿Personaje? ¿Misión? Perdón pero no le entiendo, Sistema-dada, este Qinghua es inútil para cumplirlo.

Sí, estaba mintiendo. Solo no quería involucrarse ni con lo que sea que fuera la entidad, ni con el niño que parecía que aquello lo protegía.

[Si el personaje cumple las misiones de este Sistema, será recompensado]

Apretó su mandibula esperando oír algo más sin embargo parecía ser todo lo que aquello diría. Sin ni una consecuencia dicha explícitamente podría solo negarse.

Al mismo tiempo que estaba planeando como no aceptar aquel trato de apariencia extraña su garganta se cerró de golpe. Al levantar la cabeza vio que no estaba en aquel pueblo, reconocía las paredes de hielo y la sensación de algo quemandote en la espalda.

Pero todo parecía incrementarse, incluso el rostro helado de aquel ser que podía reconocerlo donde quiera. Piel pálida y blanco cabello haciéndole cosquillas si no fuera que lo estaba sujetando por la garganta cubriendolo fácilmente con su mano. Sentía como algo perforaba el sitio de frío contacto.

-Inútil traidor. Solo te mereces morir.

Incluso si oía sus palabras, no solo lo que apretaba le dolía sino que aquello parecía bajar hacia su pecho como si lo apretará a pesar que el demonio lo sujetaba con cierta distancia.

Agitó sus piernas con la poca fuerza que tenía. "No quería morir", era el único pensamiento en su mente que aquel no iba a oírlo. Todo lo que le dijo era cierto, aún así se negó a que lo matarán.

No podía dejar este mundo cuando aún no había presenciado su venganza hacia aquellos que lo trataron de menos. Déjalo vivir hasta el momento en que la secta arda a carne viva, cuando ellos sepan que una rata como él pudo acabar con ellos.

Aún así sus esfuerzos eran inútiles, su visión se hacía borrosa cuando captó una figura juvenil golpeando y logrando que el demonio volará lejos. Que mal que su qi ya no podía circular por su cuerpo como para saber quién era aquel que lo salvó.

Cuando todo se sintió ligero abrió los ojos viendo que volvió al río y su vista se encontraba fija en aquella superfivie flotante.

[El personaje Shang Qinghua ¿aceptará?]

Antes de siquiera poder pensar bien ya se había alejado de las heladas aguas, con un bulto secó, activando un talismán para poder irse de vuelta a la secta. Si quería vivir hasta ese momento, debía que cuidar al pequeño. Solo sería hasta que Mobei-jun acabe con la secta Cang Qiong, luego cualquier reclamo incluso de su vida sería aceptado pero no fácilmente. Debía seguir planeando como vengarse aún muerto del demonio helado.

Tenía tantas cosas que planear en vida como para desobedecer a ese tal sistema que quería matarlo sino le obedecía.

Fanfics de SAVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora