2 •Unión Celestial.

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Me dirijo a la cafetería por un pastelito, quiero regalarle algo dulce a Tomas, luego de que fuera castigo por mi culpa y lastimosamente su entrenador no pudo liberarlo de las garras de Victoria Zorra Vanth.

Anoté su nombre con birome roja en mi cuaderno para no olvidarme de su nombre y de lo detestable que es. En los pasillos de los dormitorios escuche muchas cosas de su persona, una peor que la otra. Hasta los mismísimos profesores tienen un cierto temor por la mujer, Tomas me contó que la tiene en literatura y sus clases no son un disfrute. Violeta no habla mucho de ella, pero me dejo en claro que es; egocéntrica, frívola, cruel, soberbia, pedante, cuadrada y unas cuantas palabras más que no pude escuchar. No es una de las profesoras favoritas de Violeta.

—¿Qué te preparo? —pregunta el barista, tiene un aspecto deprimente, lleva unas ojeras demasiado profundas y no parece tocar la ducha desde hace varios días. Su cabello es muy opaco.

—Un pastelito de chocolate —señalo la vidriera. Abro mi mochila y rebusco mi billetera, con leve descuido se me cae al suelo y me inclino a levantarla. Me dolerá la espalda luego. Una vez de pie nuevamente me encuentro con los ojos amenazadores de Victoria Vanth. El susto es fatal.

—¿La he asustado señorita Blair? —pregunta burlona, trago saliva y le entrego el dinero al chico.

—No profesora —contesto, apoya su cuerpo en la barra y me observa, me analiza de pies a cabeza. ¡Dios, apúrate barista!

—Para usted Blair, Miss Vanth —corrige, el joven me entrega la bolsa de papel madera y mi cambio.

—Miss Vanth —correspondo y aprieto mis dientes.

—Así es —me observa mientras guardo mi billetera y levanto mi vista para darle una última mirada. —Nos estaremos viendo luego señorita Blair.

Blanqueo los ojos.

"Ya quisieras tú"

Salgo de inmediato, pero sin correr.

Me alegra que no sea mi profesora, no tengo un carácter bonito y seguramente viviría mandándome a detención. A lo lejos observo los cabellos dorados de los hermanos Martínez y me siento un poco cegada.

—Esto es para ti —le entrego la pequeña bolsa a Tomas.

—¿Y para mí? —pregunta ofendida Violeta.

—A ti no te castigaron —me rio

—Muchísimas gracias, voy a defenderte de nuevo —bromea —pero no de Victoria Vanth, de ella no, lo siento —Violeta se ríe. Desvío mi mirada, a lo lejos noto a Miss Vanth caminando con la directora Samantha Lombardi, la conocí el día de la entrevista con mi padre, él quería asegurarse que este lugar era real y que no iban a vender mis órganos luego. Al menos si se preocupa un poco por mí, no como mi madre...

—Miss Vanth me dejo de castigo un ensayo de cinco mil palabras por hablar en clase —comenta Tomas con la boca llena

—Es una perra —esa voz no proviene de ninguno de nosotros —¿Qué tal? Soy Marisol —estira su mano y la tomo.

—Anna

—Un gusto, espero que conocer a Vanth no te haya intimidado —bromea

—No, volvería a constarle sin dudar

—Eres mi ídolo

—Ella es otra de nuestras amigas —comenta Tomas —se pasa el tiempo entrenando con Foster, así que no la veras seguido —se levanta del suelo para acariciar la cabellera de la pelirroja —nosotros ya no la extrañamos

—Cierra la boca —Marisol le lanza una mirada fugaz y vuelve sus ojos a los míos, es una lástima que no comparta clases con ninguno... bueno excepto Tomas, los lunes a primera hora.

TE DETESTO;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora