24 •De vuelta aquí.

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Estoy tirando de mi maleta con la peor de las ondas posible, estoy en Mentalba otra vez y aunque intente deshacerme de este lugar, no he podido. No tengo escapatoria soy una presa más del sistema educativo. La directora Lombardi me brindo otra habitación, la que abandone fue ocupada por otra joven y para mi desgracia me toca el piso numero 9.

Habitación 746.

Llego al ascensor, aprieto el botón con fastidio porque si, no puedo subir por las escaleras con esta porquería de bolso. Las puertas se abren, empujo la maleta dentro y las ruedas se guían hacia un costado del elevador, estoy demasiado molesta y enojada con el mundo.

Las puertas están a punto de cerrarse cuando una mano se interpone y se abren de inmediato. Los ojos de mi querida Vanth se posan sobre los míos y la sonrisa que se cuela en sus labios es demencial, se adentra sin decir una sola palabra. Estiro mi mano para tocar el botón que corresponde y Vanth intenta hacer lo mismo, su tacto me eriza la piel. A ella igual y aleja el dedo de inmediato. Aprieto el botón.

—¿Por qué el nuevo? —preguntamos al mismo tiempo cuando descubrimos a que piso nos dirigimos.

—Ahí es mi habitación —comenta confundida.

—Lombardi me cambio de habitación —saco el papel que me fue entregado hace no mucho y se lo extiendo. Sus ojos se pasean por la letras.

—Imposible —susurra y noto como saca su teléfono para llamar a Lombardi, se aleja un poco de mi espacio personal, la escucho hablar, pero mis ojos se han puesto en el contador de piso que sube y sube sin detenerse. Las puertas se abren, tomo la maleta y la arrastro por el vacío pasillo, Vanth me sigue —definitivamente estás en este piso —susurra, saco las llaves de mis bolsillo en cuanto estoy frente a mi nueva puerta y habitación. —Lombardi quiere vigilarte mejor.

—¿A mí? —asiente —¿Por qué no vigila a los profesores pervertidos que intentan acostarse con sus alumnas? —pregunto bromeado, pero a ella no le hace ninguna gracia. La puerta se abre de par en par y noto que no es el mismo tipo de habitación en el que estaba, este es más grande con más espacio y bueno, al menos la dormiré mejor. Victoria Vanth sigue callada —es una broma Victoria, ¿no conoces las bromas? —pregunto tirando la maleta a un lado y dejando caer mi cuerpo sobre la nueva cama, es definitivamente muy cómoda.

—No me gustan esas bromas.

—¿Por qué son reales? —sigo tratando de tocarle el humor, pero parece que hoy Victoria Vanth está de malas.

—Eres insoportable —suelta molesta y sale dispara hacia su habitación, me levanto de un salto para ver cuál es la suya, pero ya había un pasillo muy vacío. Demasiado rápida para escapar. Cierro la puerta y me dedico a ordenar mis cosas de nuevo, otra vez aquí, un mes fuera se siente como una locura y por suerte las vacaciones de invierno no fueron tan malas después de todo.

Bueno, primero mi expulsión y después las vacaciones de invierno que fueron extremadamente cortas, mi madre me llevo con ella a esquiar, hicimos muchas cosas juntas y me devolvió a casa de mi padre dos días antes de que se acabe mi estadía en la vida normal. En fin, lo poco que me quedo del día lo gaste en acomodar mi nuevo hogar y hoy ya es otro día.

Mis ojos observan con cuidado mi reflejo en el espejo, mis dedos se aferran a cada botón de mi camisa y cuando ya estoy en el último, tiro de mi corbatín con fuerza, hasta la garganta. Lo uso hoy por ser "el primer día" pero ya mañana no batallare con esto, es un verdadero horror intentar hacer el nudo y si no fuera por los videos de internet, no se qué sería de mí. Doy una mirada hacia la ventana, hoy está nevando y tendré que hacer uso de alguno de mis abrigos más potentes.

Golpean la puerta dos veces, me giro sobre mis pies y me encamino hacia la misma, odio este uniforme y este calzado, odio todo de aquí.

—Buen día Anna —genial, para comenzar mi día de las mejores formas, tengo a Lombardi en la puerta con una sonrisa de par en par.

TE DETESTO;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora