TE DETESTO;

23 •Me siento incapaz de renunciar a ella.

Empujo su cuerpo con fuerza para que siga su camino, así evito que Marco muera, aunque deseo con todo el odio que tengo dentro que así sea y que su madre no descubra que yo era la niña de la que habla. Sin embargo, Victoria no opone resistencia y me permite que la guie hacia fuera, me miraba con una expresión de confusión. Abre la puerta de su vehículo, acto seguido quita el seguro para que yo suba y antes de encender el auto se gira para verme bien.

—¿Por qué te ha llamado pastelito? —pregunta, las líneas de expresión están levemente marcadas eso significa que tiene los músculos tensados y la confusión abunda en sus ojos. Respira profundamente esperando un respuesta.

—¿Recuerdas que te conté que en el verano me metí en problemas? —asiente —Marco es mi exnovio

—Ese idiota —murmura entre dientes e intenta bajarse del vehículo, pero me abalanzo sobre su cuerpo para evitar que se vaya, mis dedos le ponen el seguro a la puerta y atraigo sus manos hacia mí. Me reacomodo en el asiento. —¿Por qué no me lo dijiste? No te hubiera traído

—Nunca me imagine que mi exnovio es hermano de mi actual conquista y de haberlo sabido yo no estaría contigo —suelto su manos —tampoco estaría en esa institución... —murmuro un poco molesta conmigo, con el mundo y con...

—Yo no soy como el —aprieta sus labios, regreso mi mirada a sus ojos y por la oscuridad del vehículo puedo ver lo brilloso de ellos. Para Marco su hermana es peor, pero yo no puedo saberlo con exactitud porque las personas suelen ocultar sus problemas mentales muy bien y cuando tienen a la presa del cuello, solo ahí, los matan. De haberlo sabido, si yo... si yo hubiera sabido lo que iba a pasar no me hubiera metido en esto. ¡Es un completo error! Tendré al loco de su hermano siguiéndome los pasos en profundidad.

—No es bueno que el sepa esto —susurro en medio del silencio y trato de hundirme en el asiento, quiero ser absorbida y enviada a otro universo.

—No, no es bueno —corresponde, pero en su voz hay un cambio notable, está dolida y creo que es por lo que dije antes, trago saliva. —¿Deberíamos dejarlo?

—Éticamente esa pregunta no debería ni existir —sonríe tristemente y decide arrancar el auto. Cierro mis ojos y llevo mis dedos a mi cien para darme un masaje, necesito pensar soluciones, aclarar mi mente y no sentir voy a morir.

—¿Tu quieres dejarlo? —pregunta cuando ya estamos en viaje hacia su casa, trago saliva y recuerdo la mirada oscura de Marco, es un idiota, un estúpido. —Anna...

—No, sé que por obvias y claras razones esto no debería estar pasado, pero me gusta mucho estar con vos —abro los ojos y le miro, encontrándome su perfil, tiene una expresión vacía y lejana. Estiro mi mano para acariciar su brazo, mi tacto le hace volver un poco en si y me regala una sonrisa. —Tengo miedo de lo que pueda llegar a pasar, no me gustaría que te pase algo a ti —me regala una sonrisa suave y vuelve a mirar la carretera. No puedo confesarle que estoy temblando del miedo por lo que su hermano tenga ganas de hacer, Marco siempre fue una persona impulsiva y si llega a saber que estoy en su institución, que ella es mi profesora, que todo está realmente mal; soy mujer muerta.

Y de Victoria ni hablar, se odian a muerte.

¡Y más si sabe que me paseo fuera de institución con Victoria Vanth como novia!

—Alguna solución vamos a encontrar —estira su mano para tomar la mía y entrelazarla. —Ahora entiendo porque tenía tanto interés en preguntarte cosas, ese idiota —murmura entre dientes.

—Si... trata de no comentarle nada a tu madre sobre esto, porque seguramente ella le puede decir a él y él tendría mucha información para divulgar... ¡y ni hablar si te odia! —exclamo con el corazón en la mano, Victoria Vanth suelta una risada no se si es por el nervios o que... —¿De qué te ríes?