12 •Te deseo...

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Hace dos semanas que no veo a Victoria Vanth, luego de ese fin de semana, de dormir con ella y luego viajar a su lado, no he sabido absolutamente nada de su majestad. Por lo que he oído tenia un permiso para ausentarse, imagino yo que debe ser por su familia o algo parecido. Quizás ella se cansó de esta institución y no quiere volver.

Respiro profundamente y caigo en mi realidad, estoy camino a la cafetería necesito una buena dosis de café luego de escuchar al profesor de historia hablar sobre la guerra fría y como eso afecto económicamente a los países, o algo así. Lo contaba con tanta pasión que me hizo sentir en una guerra.

—Apresúrate Anna, la madre de uno de los muchachos de aquí está en la dirección y quiero verla antes de que se marche —Tomas acaba de reventarme los tímpanos, entrelazo su mano con la mía y tiro de mi cuerpo, alejándome cada vez más de la cafetería. Y acercándome al edificio de los profesores.

—¿Por qué tan importante? —pregunto, un grupo de alumnos sale del edificio con una sonrisa y comentando cosas poco agradables, entre ellas... "gracias a esa mujer tengo orgasmos"

Siento un asco inmediato. Pobre el hijo de ese muchacho, están sexualizando a su madre.

—¿Es una broma verdad? Es muchísimo más famosa que tu padre —anuncia con alegría, lo que acaba se decir llama la atención de algunos muchachos.

—Entonces tengo que verla —finjo entusiasmo. Nos detenemos entre un grupo de personas, aunque es bastante difícil pasar y extrañamente la gente se abre formando un camino cuando la voz de directora los reta. Tomas no pierde el tiempo y me arrastra hacía por él, cuando llegamos al final me encuentro con unos ojos azules, una mujer alta y unos cabellos rubios que están en su esplendor más rebelde.

—¡Mamá! —exclamo molesta y todos se giran para verme, me siento expuesta, Tomas me regala una sonrisa de par en par.

—Te dije que era más famosa que tu padre —el idiota podría haber empezado con que era mi madre. Recuerdo al grupo de muchachos que dijo que MI MADRE le daba orgasmos... dios santo.

—Cariño —su alegría es tan fingida que quiero golpearle ahora mismo, se acerca para envolverme en sus brazos y luego deposita un beso sobre mi frente —venía a buscarte, hable con la directora Lombardi para tu retiro

—¿Qué? ¿Por qué? —mi molestia es tan grande como las ganas de asesinarla. —No puedes venir, así como así —digo entre dientes mientras me abraza fuerte, noto que el alumnado se abre paso tan deprisa que ya no queda casi nadie en el pasillo y no es por mi forma de hablarle a mi madre, es porque mi Victoria Vanth apareció.

¡Está aquí!

—Anna si quieres hablar con tu madre, puedes hacerlo en la cafetería...

—¿Para qué? ¿Para tener a todo el instituto mirando a mi mamá? No, definitivamente no

—Señorita Blair —su voz, su magnifica y hermosa voz —puede utilizar mi oficina, ahí nadie va a molestarlas —asiento suavemente, pero no tengo la suerte de que me mire, tiene los ojos fuera de aquí... empujo el cuerpo de mamá para que comience a caminar hacia las escaleras. No le suelto ni una sola palabra hasta que no lleguemos a la guarida de Vanth. En cuento abro la puerta, ambas nos adentramos.

—¡No entiendo porque diablos no te quedaste en tu reino! —mi enojo es total

—No contestabas mis mensajes, no atiendes mis llamadas —su voz es severa, se ha quitado de su papel publico y ha vuelto a ser la bruja malvada que come niños. —Perdón por preocuparme y aparecer, pensé que te había pasado algo

—Por dios, te dije que si algo pasaba ella...

—¡Ella no me da confianza! —exclama y rodeo los ojos... relame sus labios y observa todo a su alrededor —La de señorita Blair es...

TE DETESTO;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora