10 •No toda intimidad conlleva al sexo.

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"Tengo algo para ti"

Un pequeño papel perfectamente doblado, se que es de Victoria Vanth por su perfecta caligrafía cursiva y el aroma de su perfume impregnado en el papel. Firmo con un corazón. Parece extraño, estaba segura de que la mujer no tenia el suyo, mujer inanimada, no puedo olvidarme de lo horrible persona que es... a pesar de que este jugando a pintar corazones conmigo.

Hoy ya es nuestro último día en este campamento de porquería que me obligaron a tomar, estoy super segura que, si llegado a tener la oportunidad de anotarme la desaprovecho, fui comida por los mosquitos y mordida violentamente por una víbora ciega, casi me asesina, pero según el profesor Corvas no me pasará nada. En cuanto sentí sus dientes venenosos clavarse en mi piel, pegue un salto y me trepe a los brazos del profesor, al hombre no le faltaron las manos para sostenerme. Sentí tanta vergüenza luego cuando me bajé y tenía que mirarlo a los ojos. Se rio de mí.

Guardo el papel de Vanth en mi bolsillo.

—¿Estás lista? —la voz de Violeta me obliga a dejar de divagar en mis pensamientos y asiento, le sigo el paso hacia la cafetería, su hermano nos espera ahí junto con Dylan. Violenta me comenta lo que le paso esta mañana, dice que estaba en la clase del otro grupo y comenzó a sentir los gritos de una chica, pero no sabia de quien era porque estaba demasiado lejos del lugar.

Esa chica era yo, gritando cuando la víbora me mordió.

Me hice la desentendida, y seguí con mi vida.

Llegamos a la cafetería, nuestros compañeros estaban dando la última cena, comiendo a más no poder y llenándose la boca de cualquier porquería.

—Creo que es asqueroso —la voz de un compañero de Violeta me llama la atención, se llama Facundo Salvatore.

—¿Qué es asqueroso? —mi amiga levanta la pierna para sentarse en el banquillo y copio su acción, tomo la jarra de chocolate caliente y lo vierto en uno de los vasos que no han utilizado. Le serví a Violeta también. El liquido llega a mis labios, su sabor es excelente.

—Daniel está leyendo una novela donde la protagonista le unta mermelada en la vagina a su novia —escupo el chocolate de inmediato, Violeta comienza a reírse como una demente y desliza su mano por mi espalda.

—¿Lo has hecho Anna? —pregunta entre risas y me entrega una servilleta para limpiar el desastre que he provocado.

—¡Claro que no! —contesto como si fuera aberración, un pecado capital —eso es muy raro, hablo de las bacterias que pueden quedar... —limpio algunas gotas de chocolate de mi pecho.

—¡Eso mismo pienso! —exclama Facundo dándome la razón y llamando la atención de todos los que están en la cafetería.

—Por dios muchachos, es comida, eso ingresa en tu sistema digestivo y no veo nada de malo en que sea untado en alguna parte del cuerpo —la voz de Tomas es divertida, se lleva a la boca un poco de pan. Alguien se pone detrás de mí, noto que una mano se desliza y enfrente de mi rostro aparece un plato con un pastelito de chocolate. Cuando me giro para verla, ya está bastante lejos y me guiña un ojo antes de desaparecer tras la cocina.

—Love, Love, Love —nombra Violeta muchas veces mientras tontea con su vaso de chocolate caliente —¿ella te ha untado mermelada? —pregunta y le da un golpe a mi hombro.

—Creo que Anna es virgen —comunica Tomas a todos los comensales.

—Dejen mi sexualidad en paz —suplico y corto con los dedos un pedacito de chocolate. Claro que no soy virgen, le abrí mis piernas al idiota de Marco y no me arrepiento de eso, fue bueno.

TE DETESTO;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora