Finales de febrero
Estoy terminando de subirle la cremallera a las botas cuando Pau entra al dormitorio para echarse colonia. No puedo evitar seguir con la mirada cada cosa que hace. Esta noche está terriblemente bueno. Bueno joder, si es que siempre lo está. Putas hormonas que me tienen siempre cachonda perdida. Pau lleva una camisa negra y unos pantalones vaqueros oscuros. Se ha dejado el flequillo más largo y le queda bastante bien cuando algunos mechones le caen por la frente.
Me pongo en pie alisando mi falda y él se da la vuelta para mirarme de arriba a abajo. Me muerdo los labios riéndome. Que todavía me mire como si quisiera devorarme entera es algo que me encanta.
- ¿Te gusta lo que ves Paulino? - Pau viene hacia mi posando sus manos en mi cintura
- Sabes que si Díaz - sus manos bajan muy lentamente hasta llegar a mi vientre - ya se te nota bastante. Tienes una barriguita preciosa
- Casi 5 meses amor. El lunes sabremos lo que es - mis manos acarician las suyas y los dos sonreímos atontados perdidos. Pau me da un beso en los labios sin dejar de mirarme. Un día una de esas miradas suyas van a hacer que me derrita
- Sinceramente, me da igual lo que sea mientras esté todo bien
- Te quiero mucho Pau
- Y yo a ti niña mía - sus dedos suben hasta mi mejilla para acariciarla muy lentamente - gracias por venir conmigo esta noche
- ¡Como para no ir! Te has puesto taaan pesado
Pau se aparta de mí y va hacia la cómoda para ponerse el reloj. Salimos los dos del dormitorio para coger nuestras chaquetas y salir de casa.
- Es el cumpleaños de Carlos, él también quiere verte
Pau abre la puerta de casa para que salgamos y cierra con sus llaves. Caminamos hacia el ascensor y al entrar él presiona el botón del sótano.
- Crei que cogeríamos un taxi - le digo
- Vamos más cómodos en el coche. Además, no tengo ninguna intención de beber esta noche
- Podías haber venido tú solo y no hubiera pasado nada Pau
- ¡Madre de dios! Todas las tías se enfadan si sus novios se van de juerga y tú te cabreas porque no salgo...
Salimos del ascensor y pongo mis manos en su cintura para abrazarlo.
- A veces eres más tonto - mis labios besan su cuello mientras llegamos al coche. Pau pulsa el botón del mando y antes de entrar me agarra de la cintura dándome un beso que me hace temblar todo el cuerpo. Su olor a colonia, su cuerpo pegado junto al mío y esos labios que repasan los míos una y otra vez me hacen querer desear volver a casa y perderme un buen rato entre sus brazos.
- A ver si te enteras de una puta vez que yo no cambio estar a tu lado por nada del mundo y menos ahora que estás embarazada
Pau me da una palmada en el culo y me abre la puerta para que entre en el coche. Después de lo que me acaba de decir, como para replicarle encima.
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Aritmética Perfecta
RomancePau Torres sintió por primera vez lo que era tener un flechazo. Aquella profesora sustituta que apenas había estado tres meses en su instituto había calado tan hondo dentro de su corazón que cuando volvió a verla de nuevo, sintió que ya no quería es...