44. Pideme que me quede

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Mediados de mayo

Viernes

Ayer mi maravilloso coche decidió que era un buen momento para estropearse y está en el mécanico. Hasta mediodía no me dirán lo que le pasa pero era lo que me faltaba. Me he tenido que levantar a las 6.30 de la mañana para coger dos putos autobuses que me dejen en el instituto antes de las 8.30 que es cuando tengo mi primera clase.

Estoy sentada en el último autobús cuando mi móvil suena. Lo saco de mi bolso y sonrío al ver que es Pau. Llevamos dos semanas sin vernos. La semana pasada yo tenía un curso de pedagogía con Hera y esta semana él tiene prácticas todo el fin de semana. Lo echo terriblemente de menos. Llevamos un mes y medio juntos. Hemos procurado vernos todos los fines de semana y estoy deseando que acabe el curso para volver a casa y estar con él. Y esta vez me aseguraré de poner correctamente el radio para la bolsa de trabajo.

- ¿Te he dicho que odio a mi coche? -le digo a Pau nada más contestar

- Como ochocientas veces

- Vale, pues ochocientas una. Lo odio. ¿Y tú que haces despierto tan temprano?

- Pues...tengo una práctica en la otra punta de Madrid y mi madre me ha dejado el coche para que me de tiempo a llegar. Si quieres vamos hablando mientras llegas a clase...

Pau me acompaña hablando por el móvil hasta la misma puerta del instituto. Pronto empezará los exámenes y como quiero que esté concentrado le he dicho que se centre en ellos y ya iremos sacando tiempo para vernos. Le cuelgo entrando en la sala de profesores 15 minutos antes  de mi primera clase. Alba también acaba de llegar. Tiene una cara de sueño y está bastante seria.

- ¿Qué te pasa? -le pregunto- ¿demasiado sexo telefónico?

- Eres muy tonta cuando quieres - Alba deja caer sus cosas encima de la mesa y me mira resoplando

- Ya, ¿pero que te pasa?

- Luego te lo cuento con más calma

- Dame una pista porfi -cruzo mis dos manos como si rezara y pongo carita de perrito- no creo que pueda aguantar hasta las 10.30

- Vale. Pero no digas nada porque aún no se lo he dicho a Ferrán...

- ¿Estás embarazada? -le digo mirándola sorprendida

- Lo dicho, eres tonta. No, Viole, no. No es eso. Es que...me han ofrecido un puesto de interina en un instituto privado de Madrid...

- Ay, dios. Que bien ¿no? Ferrán lo va a flipar cuando se lo digas -abrazo a mi amiga muy contenta y ella responde a mi abrazo

- ¿Y si no quiere?

- Alba por dios. La tonta eres tú. Ferrán está loquito por ti. Y si te vas a Madrid, se va a poner muy contento. Ya lo verás. No dudes del amor que mi amigo tiene por ti. Si le falta besar el suelo por donde pisas

Alba me mira más contenta. Quedamos en hablar en el recreo con más calma mientras nos vamos cada una a nuestras respectivas aulas. 

Más tarde...

Le he puesto varios ejercicios a los chicos mientras yo preparo el examen del lunes. Un murmullo y unas risas me hacen levantar la cabeza. Varias chicas están asomadas mirando por la ventana y cuchichean entre ellas.

- Chicas, venga, quitaros de la ventana -les digo levantándome y acercándome a ellas

- Mira Violeta, mira que pedazo de tío hay en el aparcamiento -me dice una de las chicas sin dejar de mirar afuera

Miro por la ventana rodando mis ojos y me quedo muy sorprendida. Se me acelera el corazón y sonrío como una tonta. El pedazo de tío es Pau. Está apoyado en el capó de un coche, que tiene la pinta que es el de su madre, mirando su móvil. Lleva las gafas de sol puesta y si, está jodidamente bueno. El muy puñetero me ha engañado esta mañana con lo de las prácticas y ahora lo tengo justo en la puerta del instituto esperando para recogerme. No me pongo a dar palmitas aquí porque soy una adulta seria que no hace esas cosas.
No me lo creo ni yo. 

Aritmética PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora