23 de Diciembre
Si, lo sé. Sé que he apurado hasta el último momento para volver a casa por Navidad. Pero es que he tenido que mentalizarme primero. Llevo 3 meses sin pisar Madrid y desde que he visto el cartel de "Bienvenidos a Madrid" ya he empezado a ponerme nerviosa. Las probabilidades de que vea a Pau, son de una entre dos, o sea, lo veo o no lo veo. Sé que soy matemática y debería currarme más las estadísticas, pero como que no me apetece. Tengo los nervios metidos en el estómago de pensar en eso, en verlo. Lo llevo pensando mucho y tenemos que hablar. Por lo menos para explicarle y que me explique. Después de todo lo que hemos vivido, nos merecemos por lo menos ser amigos, ¿no?. Así que he pensado que si no lo veo, yo misma bajaré a su casa para hablar con él. Por lo menos en su puerta no creo que me rechace.
Y luego está Lena. De toda la vida la Nochebuena la hemos celebrado con sus padres. Unas veces en su restaurante y otras en nuestra casa. Y este año toca en el ático. También estoy nerviosa por verla y también estoy dispuesta a hablar con ella y a arreglar las cosas. No pienso callarme nada de lo que ella me ha hecho sentir. Aunque bueno, dudo de que hasta venga, lo mismo se va con Manu.
Acabo de dejar el coche en el garaje y he sacado mi maleta del maletero. Camino hacia el ascensor y entro en el sintiendo que mi corazón se me va a salir del pecho en cualquier momento. Le doy al último piso y me pongo a pensar en todas las cosas que quiero decirle hacer. O sea, que no sé por donde voy a empezar.
Las puertas del ascensor se abren en la planta baja y esta vez si que siento que mi corazón va a explotar. Pau y su madre entran en el ascensor. En cuanto él me ve se queda muy sorprendido y lo veo hasta nervioso. Nos miramos a los ojos unos instantes y por mi cabeza pasan recuerdos de todo lo que hemos vivido juntos. Su expresión al mirarme no es de rabia o furia contra mí, es de sorpresa.
- ¡Violeta! -la voz de la madre de Pau me hace apartar mi mirada de él- ¿cómo estás?
- Hola Carmen -le digo mientras ella se viene a por mi y me da dos besos- bien estoy bien
- A pasar la navidad en casa ¿no? -Carmen y Pau entran en el ascensor y él le da al botón de su piso. Mientras su madre se pone a mi lado para hablarme, él se queda junto al panel mirándome de reojo
- Si, ya sabes, las vacaciones. Aunque bueno, mi padre y Tasi están en Málaga y hasta esta noche no vienen
- ¡Ellos si que viven bien!
- ¡Y que lo digas! -el ascensor se para en su planta y ella me abraza antes de salir por la puerta
- Me alegro mucho de verte cariño, a ver si bajas un día y nos tomamos un café
- Pues cuando quieras -se abre la puerta del ascensor y Pau es el primero en salir. Carmen va detrás
- Adiós Violeta
Pau se gira para hablarme y yo tengo que morderme los labios al sentir de nuevo su voz después de 3 meses. Esbozo una ligera sonrisa y las puertas se cierran. Empiezo a resoplar nerviosa y me paso la mano por la cara. Si antes sabía algo de lo que podría decirle, ahora no tengo ni puta idea. Salgo del ascensor cuando llego a mi planta y abro la puerta de casa.
Sus dos habitantes principales se han ido unos días a Málaga con el Imserso y no vendrán hasta esta noche. Así que por suerte tengo la casa para mi sola un ratito y así poder regodearme en mi tristeza. Voy hacia mi cuarto y dejo allí la maleta. Esta todo igual. Tasi no ha tocado nada. Ya echaba de menos esta habitación y sobre todo mi casa y a ellos dos.
El timbre de la puerta suena y salgo del cuarto para ir a abrir. Trago saliva y abro mis ojos sorprendida cuando veo a Pau apoyando sus manos en el marco de la puerta. La garganta se me ha empezado a secar pero por suerte no soy capaz de derramar ni una sola lágrima que es a lo que estaba acostumbrada cuando me acordaba de él.
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Aritmética Perfecta
Roman d'amourPau Torres sintió por primera vez lo que era tener un flechazo. Aquella profesora sustituta que apenas había estado tres meses en su instituto había calado tan hondo dentro de su corazón que cuando volvió a verla de nuevo, sintió que ya no quería es...