Pau Torres sintió por primera vez lo que era tener un flechazo. Aquella profesora sustituta que apenas había estado tres meses en su instituto había calado tan hondo dentro de su corazón que cuando volvió a verla de nuevo, sintió que ya no quería es...
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Lo bueno de venir a un concierto con los asientos numerados es que no tienes que hacer cola mucho rato. Acabamos de llegar y ya estamos sentados en nuestros asientos del Palacio de Deportes. Violeta lo mira todo con mucha ilusión. Es la primera vez que venimos los dos a ver a Vetusta Morla y tengo muchas ganas de que empiece ya.
En uno de los puestos hemos comprado un par de refrescos y una bolsa de patatas. Violeta ha abierto la bolsa y nos la hemos empezado a comer. Al palacio hemos venido en coche. Yo no tenía ni idea de que ella tenía carnet. Me ha contado que el coche que tenía era de su ex y se lo tuvo que devolver cuando lo dejaron. Su padre tiene dos coches y uno de ellos casi ni lo coge y es en el que hemos venido.
- Hay mucha gente -me dice Violeta- se va a llenar
- Es verdad. ¿Estás bien?
- Claro que estoy bien. Estoy contigo, ¿cómo no estarlo?
Violeta se acerca a mi y me un beso en los labios que me sabe a sal de las patatas. Acaricio su mejilla. Últimamente es ella la que no para de decirme cosas como estas y la veo muy relajada y tranquila desde que estamos juntos. De verdad que estoy como si estuviera en una nube con Violeta. Me hace sentir tantas cosas y algunas no las había sentido por nadie. Creo que puedo decir sin lugar a dudas que Violeta es todo lo que quiero en la vida.
El tonto de Juan me dice que a mis 18 años no debería atarme tan pronto a una tía, pero cuando encuentras a "esa persona" como que ya no te apetece conocer a nadie más. Y es lo que me pasa con ella. No pienso absolutamente en nadie que no sea ella y no me veo en el futuro con nadie más.
- Por cierto, el fin de semana que viene no hagas planes mi niña, que ya he encontrado el sitio donde nos vamos a ir
- ¡Y será verdad! -Violeta me mira y se ríe abrazándome. Sus ojos encuentran los míos y yo vuelvo a acariciarla
- Y tan verdad. ¿Tú crees que podremos irnos en el coche? Lo digo por no tener que estar de autobuses y trenes
- Claro que podremos irnos con el coche. Ahora que me he atrevido a cogerlo pienso conducir más veces. Y ¿dónde vamos a ir?
- Es una sorpresa
-Me gustan las sorpresas -Violeta se acerca a mi y sus tentadores labios me besan demorándose unos buenos segundos en mi boca- ¿puedo hacerte una pregunta? es un poco indiscreta así que espero que no te enfades
- Nada de lo que me digas puede enfadarme, pregunta preciosa
- Es que...desde que te conozco no me dejas pagar absolutamente nada. Y bueno...ahora me vas a invitar al fin de semana porque cualquiera te dice que me dejes pagar la mitad...
- No voy a dejarte pagar la mitad Violeta. Y sé lo que quieres preguntarme...
- Si no quieres contestarme -Violeta me mira mordiéndose los labios y la veo hasta nerviosa. No quiero tener secretos con ella porque no quiero que le de vueltas a la cabeza y piense cosas raras
