- ¿Sabes que eres tonta, verdad?
- Gracias Lena. Me encanta cuando me insultas. Que sepas que no me excitas cuando lo haces
- Violeta por dios, ¿amigos? tú eres tonta
- No lo soy. Es que no podemos ser otra cosa, ¿vale?
- Amigos. Vale. Pues yo no tengo amigos a los que devoro con la mirada
- Yo no devoro a nadie
- No te viste ayer guapa
- Tú si que parece que vas a comerte a Manu
- Porque es lo que quiero. Yo no quiero ser amiga suya ni él tampoco. Pero nosotros nos lo estamos tomando con calma, conociéndonos y...ya surgirá...pero tú, tú eres gilipollas
Resoplo frustrada escuchando las palabras de Lena. Hoy es domingo. Y no he hecho absolutamente nada. Bueno si, he limpiado la casa porque el que yo viva sola no quiere decir que no ensucie nada. Después he sido tan floja que me comido un bocadillo de jamón cocido y tomate. Me acosté la siesta y me he levantado a las tantas. Ahora estoy tumbada en la cama de mi habitación hablando con Lena. Previamente, estuve hablando con mi padre y con Tasi casi media hora. Se lo están pasando muy bien en Jaén, aunque en dos días se van a Portugal de viaje con los del pueblo. Yo de mayor quiero ser como ellos, en serio.
- ¿Estás ahí Viole?
- Si, pero no. Estoy harta de que me regañes
- Es que no te entiendo. Se nota que os gustáis desde el minuto uno y sólo queréis ser amigos...
- Lena, no te olvides que es menor de edad, ¿vale?
- Violeta. Le faltan 8 días para ser menor de edad. Cuando cumpla los 18 se te acabarán las excusas...
- Tía, llama a tu futuro marido y dale por culo a él un rato. Adiós
- Adiós petarda. Por cierto, espero que ni se te ocurra no ir el sábado a Valencia...
- Con respecto a eso, aún no estoy segura...
- Uy no, guapa. Tú vienes a Valencia como me llamo Lena Rodriguez o te juro que voy a por ti y te arrastro de los pelos
- Lo que tú digas
Lena y yo os despedimos y yo me doy la vuelta en la cama pensando en Pau, como siempre. Si tuviera ya 18 años ¿me sentiría asi? No lo sé. Sólo sé que Lena tiene razón, él me gusta, me gusta mucho, pero la barrera de su edad me echa muchísimo para atrás. Sólo es un número, lo sé, sobre todo porque él no aparenta la edad que tiene. Si es que hasta las conversaciones que tenemos son muy maduras. Mi móvil vuelve a sonar y cuando veo quien es no puedo evitar soltar una risilla floja. Es Pau.
- Hola
- Hola "amiga", ¿qué hacías?
- De domingo, o sea, nada, ¿y tú?
- Estudiando. Tengo un exámen mañana
- ¿Y cómo lo llevas?
- Muy bien. Llevo todo el día repasando
- Perfecto entonces
- ¿Vas a salir hoy?
- No. No tengo intención de moverme de aquí. Cama, sofá, sofá, cama
- Me parece un buen plan entonces. Bueno, sólo quería saber como estabas. Te dejo que tengo que hacer el comentario de texto todavía
- Vale. Gracias por llamar Pau. Que pases buena tarde
- Igualmente
Le cuelgo el teléfono y resoplo otra vez. La vida es muy complicada, o yo la hago complicada.
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Aritmética Perfecta
RomancePau Torres sintió por primera vez lo que era tener un flechazo. Aquella profesora sustituta que apenas había estado tres meses en su instituto había calado tan hondo dentro de su corazón que cuando volvió a verla de nuevo, sintió que ya no quería es...