Un compañero del instituto nos dijo a Alba y a mi que en Nochevieja daba una fiesta. Que estábamos invitadas y que podíamos llevar a quien quisiéramos. Tiene una casa en la playa que es enorme y según él no invitaría a mucha gente. Lo que pasa es que al llegar allí sí que hay gente, sí. No sé lo que entiende este tío por no invitar a mucha gente.
Me quito la chaqueta y se la doy a la chica del guardarropa, porque si, hay hasta un guardarropa y me aliso mi falda de lentejuelas mientras miro a mi alrededor. Aquí hay un montón de gente que no conozco de nada, y compañeros del instituto 0 ó ninguno.
- Pues vaya con Gonzalito - dice Alba mientras entramos al enorme salón - no sabía yo que las clases de latín estuvieran tan bien pagadas
En este salón habrá por lo menos más de 50 personas. Hay hasta un camarero atendiendo una barra y otros dando paseos ofreciendo copas y canapes de lo más variado.
- Nos has traído a una fiesta de pijos - le dice Ferran a Alba cogiéndola de la cintura
- Hay barra libre - contesta ella alzando sus hombros
- A mi me vale - dice Manu separándose de su novia - vamos Ferr y ocupemos estas manos vacías. ¿Qué queréis chicas?
Le decimos a Manu lo que queremos y nos quedamos las tres en una esquina. Empiezo a mirar todo a mi alrededor para darme cuenta de que sí, de que es una casa de pijos por como está decorada y por la gente que ahí en la fiesta. A mi lado, Lena y Alba cuchichean y no paran de reír.
- ¿De qué os reís? - les digo con mis brazos cruzados. Estas dos se llevan demasiado bien
- Estamos buscándote un rollo -me contesta Alba
- No necesito que me busquéis un rollo
- Si lo necesitas
Estas dos me ignoran incluso cuando vienen los chicos. Mi copa de vodka me dura 10 minutos. A esa le sigue una ronda de chupitos que trae un camarero y otra copa de vodka. Vale, si, ahora me hace gracia todo. Las dos parejitas se ponen a bailar, bueno y a besuquearse. Esto es lo malo de venir sin pareja, que por cuatro besos tus amigos te ignoran.
Decido ir a una mesa en busca de algo de comer. Miro los canapés que tengo delante sin saber muy bien por cual decidirme.
- Los de atún están muy buenos
Me giro al escuchar la voz que me habla justo al lado y sonrío al ver a Saul, uno de mis compañeros del instituto. Él es profesor de biología y aunque hemos hablado muy poco, no me cae mal del todo. Y vale si, está bastante bueno. Pero... no es Pau, nadie es Pau.
Y yo soy gilipollas.
Muy gilipollas.
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Aritmética Perfecta
RomancePau Torres sintió por primera vez lo que era tener un flechazo. Aquella profesora sustituta que apenas había estado tres meses en su instituto había calado tan hondo dentro de su corazón que cuando volvió a verla de nuevo, sintió que ya no quería es...