"𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 34"

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Después de aquel comunicado del director Snape, pasaron unos minutos y varios estudiantes de las casas bajaron en filas por las escaleras.

Juli y George iban juntos, viendo todo y tomándose de las manos. El aire era tenso y lúgubre. El pelirrojo no se quería alejar de su pequeña, pero en un momento específico debían hacerlo, y eso ponía nervioso a George. Podía ocurrirle cualquier cosa a su amada novia.

Al llegar al Gran Comedor, Severus hablaba de que si cualquier alumno ocultara y supiera el paradero de alguno de los Potter, tendría un severo castigo.

Los mellizos, con mucha valentía, quedaron enfrente de aquel hombre de negro. Muchos, sorprendidos por verlos, soltaron exclamaciones de sorpresa.

Snape les apuntaba con la varita, retandolos a un duelo. El resto de la orden del fénix entró, apuntando a los carroñeros y a Severus con sus varitas.

Minerva Mcgonagall apuntaba al hombre enfrente de ellos. Lanzaban hechizos, y mientras, aquel director los esquivaba y tiraba a los hombres detrás de él.

En un momento todo paró y Snape se volvió humo negro, saliendo por una ventana.

—¡COBARDE! —gritó la profesora, enfrente de la ventana.

Todas las casas celebraban, excepto Slytherin que estaba contra todo lo que estaba sucediendo.

Minerva, muy amablemente, le pidió a Flinch que llevara a las mazmorras a todas las serpientes, así oyéndose, más gritos y vitoreos de las demás casas.

Ahora tocaba el punto más importante: resguardar el castillo, colocar la más grande seguridad.

Todos los alumnos salían y corrían por todos lados. Juli buscaba a su pelirrojo, pero no lo encontraba. Sólo quería decirle que estaría bien, pero no lo veía por ninguna parte.

Harry y ella tenían que buscar el último horrocrux: la diadema de Ravenclaw.

Ambos corrían por todas partes, subiendo las escaleras de la torre en donde estaba la sala común de Ravenclaw.

Luna iba detrás de ellos gritándoles, hasta que al fin los dos le hicieron caso. Ella les dio a entender que debían ir a pedirle ayuda a la dama de gris fantasma de la casa de los águilas.  

Al llegar donde estaba deambulando la dama de gris, entre ambos Potter debieron hacer un esfuerzo para conseguir que les dijera dónde estaba. Al final de que les dijera un acertijo, los mellizos Potter se vieron captando donde estaba.

—La sala de menesteres —ambos mellizos hablaron a la vez, corriendo a donde estaba aquella sala.

Al pasar enfrente de la sala, la puerta apareció. Rápidamente, entraron a ese salón lleno de cosas, buscando por todas partes hasta que Harry al fin encuentra el diadema.

Pero detrás de ellos, estaba Draco con sus dos amigos. Uno de ellos, les decía que los matara y otro sólo los apuntaba seriamente, empezando así una batalla de hechizos.

Harry protegía a su hermana, y llegan Ron y Hermione. Los otros tres, salen corriendo mientras Ron sale detrás de ellos, gritando cosas y haciendo reír a los Potter.

Después de unos minutos, aquel pelirrojo volvió corriendo y detrás de él venía una serpiente de fuego quemando todo. Los cuatro salieron corriendo, encontrando una escobas para querer salir volando de aquella sala.

Al pasar por una pila de muebles, encima de ella había un rubio y un moreno, asustados viendo el fuego. Al parecer, el tercero había caído y muerto.

Harry no quería dejar a Draco y a Blaise, por lo que se volvió ahí con Ron, Hermione y Juli. Harry salva a Draco, llevándolo detrás suyo, y Ron tomó a Blaise, así quedando a salvo ambos jóvenes.

𝘚𝘌𝘙𝘌𝘕𝘋𝘐𝘗𝘐𝘈   ⁽ᴳᵉᵒʳᵍᵉ ᵂᵉᵃˢˡᵉʸ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora