"𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 27"

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Llegaba la tan preciada navidad. Más frío y nieve en Hogwarts, pero la mayoría de los estudiantes se iban a casa en esas fechas.

Los Weasley, Potter, Granger y Diggory se dirigen esas fechas a la madriguera. Esos días en esa casa tan acogedora, habían sido muy cómodos y tranquilos.

Ahora George y Juli se encontraban en el patio, pensando en cómo decirle a Harry que estaban juntos.

—¿Tienes alguna idea de cómo decirle? —preguntó George.

—Quizás podríamos llamarlo aquí afuera y le contamos —se pone a pensar Juli.

—Peque, me da miedo tu hermano —la mira con cara de terror.

—Pero a ver, amorcito —le mira—. Él es más chico que tú. Incluso más bajo. Te prometo que no va a hacerte nada.

—Es el niño que sobrevivió al señor tenebroso. Así me da más miedo.

—Bueno, yo también sobreviví, y no me tienes miedo. Aparte, yo creo que a veces Harry se espanta de mí, cuando me enojo, obviamente —se ríe levemente—. Así que, en todo caso, asústate de mí por defenderte.

—¿Quien dice que no te tengo miedo? —finge asustarse.

—Pero… —Juli agacha su cabeza.

—Mariposa, me das miedo cuando te enojas —le levanta el mentón y la pequeña lo mira—. Pero aún así, me encantas —le da un pequeño beso en los labios y observa cómo se le escapa una pequeña sonrisa a la pelirroja.

—Entonces…¿llamo ahora a Harry para que le contemos?

—Si, es mejor que haya testigos si intenta matarme —bromeó George, y Juli sonrió.

Acto seguido, la pelirroja entró a la casa a buscar a su hermano. Al salir, Harry la seguía por detrás, sin saber que estaba sucediendo. Al ver a George, el mellizo Potter lo miró extrañado.

—¿Qué es tan urgente, hermana? Que no podías esperar a que vaya al baño —preguntó Harry.

—¿Quieres empezar tú, Georgie? —Juli giró su mirada al Weasley, que se encontraba nervioso a su lado.

—¡AMO A TU HERMANA Y NO ME IMPORTA LO QUE DIGAS! —se esconde detrás de Juli.

—¿Qué? —Harry lo miró, fulminándolo con la mirada.

—Te amo y todo, pero quizás así no tenías que decirlo —le susurró Juli a George, intentando contener la risa.

—¿Puedes explicarme, hermana? —dijo su mellizo, sin entender.

—A ver cómo te cuento… —hizo una pausa para pensar sus palabras—. Resulta que este niño que está detrás mío, me encanta y me enamoró en cuanto lo vi. Y, bueno…el sentimiento es mutuo. Entonces...decidimos empezar a salir —la pelirroja observaba como la cara de su hermano iba cambiando y no se veía muy agradable—. Y acá nos encontramos, amándonos mucho, aunque él me arruine el pelo con pintura...o lo que sea que era ese líquido —terminó de decir y sonrió, cubriendo todavía al pelirrojo.

—La amo y como dije antes, no me importa lo que tú digas.

—Más te vale cuidarla, porque yo no voy a ser el que te matará, será ella.

—No sé por qué dices eso. Yo no mataría ni a una mosca, Harry —contestó un poco ofendida.

—Si, si claro, como tú digas.

—Entonces, ¿no vas a matarme, Potter? —preguntó George.

—No, claro que no.

—¿Ves, cariño? Te lo dije —Juli gira a mirar al pelirrojo.

—Mejor entonces. Que miedo me hiciste pasar, Potter —dijo con más confianza y salió de su “escondite”.

George se acercó a Harry y le extendió la mano, en señal de paz.

—Me alegra que aceptaras las cosas con tranquilidad y… —el pelirrojo se vió interrumpido, porque el mellizo le dio un golpe en la mejilla, dejando sorprendidos a la pequeña Juli y George.

—¡Harry! ¡¿Qué haces, tonto?! —gritó enojada su hermana y se acercó amenazante a los dos chicos.

—Tranquila, pequeña, no fue nada —le dijo George para calmarla y posó su vista en Harry—. Y yo que tú, Harry, mejor corro. No tiene buena cara.

El mellizo Potter, al ver que su hermana venía con intenciones de matarlo, se fue a la casa corriendo. Juli, se estaba dirigiendo hacia la puerta, cuando George se mete en su camino.

—Ya te dije, pequeña, todo está bien —agarra ambos brazos de ella.

—¿Seguro? —lo mira, con una mezcla de enojo y tristeza—. Te dejó colorado, es una bestia —se pone en puntas de pie y le besa la mejilla que había recibido el golpe.

—Tranquila, estoy bien. No fue para tanto, no me duele —dijo sonriendo y le robó un pequeño beso—. Vamos adentro, peque. Ya está empezando a hacer frío —la alza y, con ella en brazos, George entró a la madriguera, mientras que Juli le llenaba su cara con pequeños besos.

La noche llegaba y ya en la mesa estaba la última comida del día. Ya toda la familia Weasley sabía de la relación de George y Juli, gracias al golpe de Harry al gemelo. En la mesa había risas y bromas, más el extra del coqueteo de George hacia Juli.

Llegada la hora de acostarse, la pelirroja dormía en la habitación de Ginny junto a Hermione.

En un momento de la noche mientras todos estaban durmiendo, la pequeña Potter decidió levantarse en silencio. Al ver que sus otras dos compañeras de cuarto estaban totalmente dormidas, buscó una pequeña botella con un líquido color rosa y una rana de chocolate entre su equipaje.

Salió de aquella habitación, dirigiéndose a la habitación de los gemelos.

Al entrar silenciosamente, se escuchaban pequeños ronquidos de ambas partes. Se dirigió delicadamente a la cama de George, y bañó la rana de chocolate de ese líquido rosa, dejándola al lado de la almohada de aquel pelirrojo.

Al darse la vuelta y querer irse para que no la descubran, siente una mano en su muñeca que la empuja para atrás, acostándola en aquella cama. La pequeña siente una respiración cálida y pesada en su cuello, y escucha una voz ronca y pesada en su oído:

—No es necesaria la amortentia para enamorarme —le susurra George en el oído, dejándole un pequeño beso en el cuello y pasando un brazo por la cintura de la pelirroja, así acercándola más a él.

La pequeña suelta un suspiro, dándose vuelta y mirando a aquel pelirrojo a los ojos.

—Hola, mi pequeña mariposa ¿Que intentabas hacer? —preguntó, mirándola fijo y con voz de dormido.

—Y-yo...ehh...estab… —Juli no pudo ni pronunciar 3 palabras y la interrumpió George.

—Preciosa ¿querías jugarme una broma? —le habló a centímetros de sus labios, con una sonrisa maliciosa.

Juli se quedó sin habla, bajando su mirada lentamente a los labios del pelirrojo. Él, al notar eso, le da pequeños besos, haciendo sonreír a la pequeña, y dejándola así sacar más suspiros.

—Duerme hoy conmigo —George le da un pequeño beso en la punta de la nariz.

—¿En serio? —sonríe tímidamente.

—Si preciosa —le sonríe.

—Está bien, me quedo aquí —se hace bolita, acurrucándose en él y comienza a cerrar sus ojos lentamente, sintiendo su aroma natural.

El pelirrojo la abraza, cerrando sus ojos. Era la primera vez que la pareja dormía junta y George sentía que ese era su lugar, en los brazos de aquella pelirroja...

𝘚𝘌𝘙𝘌𝘕𝘋𝘐𝘗𝘐𝘈   ⁽ᴳᵉᵒʳᵍᵉ ᵂᵉᵃˢˡᵉʸ⁾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora